La renovación del rugby galés se apoya en una joven generación de talentos sin complejos que no tiene sobre sus espaldas el peso de los fracasos del pasado y que sueña con alcanzar las cumbre de la disciplina tras la semifinales del Mundial, el sábado ante Francia.

Hasta 16 jugadores de los 30 galeses que participan en el Mundial tienen menos de 25 años o menos. Además, muchos de ellos forman el esqueleto del equipo, como ilustra el tercera línea y capitán Sam Warburton, de 23 años.

Otros casos ejemplares son Dan Lydiate (23 años), Toby Faletau (20 años), el apertura Rhys Priestland (24 años), los insiders Jamie Roberts (24 años) y Jonathan Davies (23 años), el wing George North (19 años) y el fullback Leigh Halfpenny (22 años).

Este grupo dejó sin cita planetaria a Martyn Williams (99 partidos internacionales) y en el banquillo al apertura Stephen Jones (102 partidos internacionales), el polivalente James Hook (57 partidos internacionales) y el fullback Lee Byrne (46 partidos internacionales).

Pero a la hora de disputar las segundas semifinales del mundial de la historia del combinado en el Mundial, que llegan 24 años después de la primera, nadie se queja entre los jugadores, acostumbrados a los resultados decepcionantes.

“Estos jóvenes no tienen miedo de nada. Llegaron, asumieron los responsabilidades y subieron el nivel. Esto tuvo un efecto de imitación”, subrayó Stephen Jones.

“Antes, el pasado sábado (en los cuartos de final frente a Irlanda 22-10), ninguno de ellos jamás jugó a tan alto nivel con tanta presión, pero estuvieron a la altura”, celebró Gethin Jenkins.

“En el pasado, teníamos uno o dos. ¡Ahora tenemos toda una hornada!”, declaró entre risas este pilar de 30 años (80 partidos internacionales), aludiendo a los jóvenes.

Fruto de una exitosa política de formación, erigida al rango de prioridad nacional en una nación de 3 millones de habitantes de habitantes que tiene en el rugby el primer deporte, que brillan gracias a los apodados ‘Diablos Rojos’, estos jugadores han dado cuenta de una sorprendente competitividad.

“Pasaron de un centro de formación a otro, por varias estructuras, y se desarrollaron mucho más físicamente de lo que lo estaban hace diez años”, subrayó el tercera línea Ryan Jones (30 años, 55 partidos internacionales). “Aportan una nueva perspectiva, una nueva energía”, señaló.

Según la opinión de todos, las principales bazas de Gales son, además de su condición física inigualable, su rigor, su carácter despreocupado y su juego fluido, atributos encarnados en su capitán, Sam Warburton, o en George North, cuyo gran tamaño (1,92 metros, 110 kilos de peso) destaca para un wing.

El propio North se convirtió, a los 19 años y 166 días, como el anotador más joven de la historia del Mundial.

“Me sorprende siempre ver a jóvenes tan equilibrados con tan poca experiencia internacional. Es su primer Mundial pero son fuertes físicamente y mentalmente. Tienen una increíble confianza ellos”, confió Shane Williams, que disputa, con 34 años (83 partidos internacionales), su tercer Mundial.

Mientras que los mayores estamos arrinconados con la cara de humillación tras la eliminación en la fase de grupos de 2007 frente a Fiyi, ellos “no se avergüenzan de los resultados pasados, de los mundiales anteriores”, señala con una sonrisa Williams.

“Son jóvenes, tranquilos aunque sin experiencia, pero encontramos un buen equilibrio. Tenemos elecciones distintas para un montón de cosas pero traen aire fresco. Tenemos poca cosa en común, salvo que queremos ganar este Mundial”, añadió.