La directora general del FMI, Christine Lagarde, se reunió el sábado en París con el presidente Nicolas Sarkozy en vísperas de una nueva cumbre franco-alemana en Berlín para abordar la crisis de la deuda, tras una nueva rebaja de las notas de Italia y España.

Lagarde, que abogó ya a fines de agosto por una recapitalización de los bancos europeos, se reunió con Sarkozy durante una hora en el palacio presidencial francés, pero no hizo declaraciones al terminar el encuentro.

El presidente francés y la canciller alemana Angela Merkel, cuyas divergencias en materia de recapitalización de los bancos europeos fueron desmentidas en París, tratarán de encontrar posiciones comunes el domingo en Berlín.

Francia aceptó la idea de una operación coordinada europea, tras haber repetido durante semanas que los bancos franceses seguirían siendo sólidos incluso en caso de quiebra de Grecia.

El viernes, la Comisión Europea indicó que presentaría “en los próximos días” una propuesta al respecto.

Las conversaciones se intensifican mientras las agencias de calificación financiera no cesan de anunciar rebajas de las notas de Estados y bancos, alimentando la idea de un contagio a toda Europa de la crisis de la deuda griega.

Bélgica está ahora en la línea de mira. El viernes por la noche, Moody’s dijo que se planteaba bajar su nota debido a la incertidumbre respecto al futuro del banco franco-belga Dexia. París y Bruselas llevaban a cabo el sábado intensas negociaciones sobre el futuro del banco, antes de un consejo de administración decisivo previsto el domingo.

Este domingo se reunirán los primeros ministros de ambos países, según fuentes cercanas al caso.

Fitch Ratings, por su parte, bajó el viernes dos niveles a la nota española y uno a la de Italia.

El diagnóstico sigue siendo el mismo: la preocupación creciente respecto a la capacidad de los Estados altamente endeudados para hacer frente a los pagos de la deuda. Pero las inquietudes aumentan a raíz del riesgo de suspensión de pagos de Grecia y las perspectivas de crecimiento en baja.

El principal temor es que la crisis financiera europea contamine la economía real, lo que hundiría en la recesión a Europa.

“Hay un riesgo elevado de que la crisis se agrave y se extienda”, admitió el sábado el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäube. La consecuencia, según él, podría ser implicar de forma más importante a los bancos en el coste del rescate a Grecia, más allá del 21% de pérdidas impuestos el 21 de julio a los acreedores privados de la deuda griega.

Las asociaciones patronales francesa, alemana e italiana se hicieron eco de esa preocupación al exhortar el sábado a una mayor integración en Europa y al pedir la preparación de un nuevo tratado capaz de superar “las deficiencias actuales de la zona euro”.

En el mismo sentido, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, estimó que “falta cruelmente” una visión alemana de la crisis de la zona euro.

La única nota positiva del día ha sido que la troika (Unión Europea, Banco Central Europeo y FMI) que está llevando a cabo la auditoría de las finanzas griegas afirmó que el resultado podría ser “positivo” aunque “queda trabajo por hacer”.

Esta declaración podría abrir la vía a la entrega de un tramo vital de 8.000 millones de euros del préstamo acordado en 2010 para evitar la bancarrota del país.