Nueva Zelanda parte como favorito contra Argentina el domingo en Auckland (03:30 hora chilena) en cuartos del Mundial de rugby, en una jornada en que Australia y Sudáfrica se miden en Wellington (01:00 hora chilena) en un duelo igualado, en busca de una semifinal 100% del Hemisferio Sur.

Argentina afronta por tercera vez en su historia los cuartos de final de un Mundial en una clara situación de inferioridad frente al gran favorito del torneo, los All Blacks neozelandeses, con la ilusión de entrar en la leyenda.

Una victoria de los Pumas significaría sin duda la mayor hazaña de su historia, superior incluso al tercer puesto en el Mundial de Francia-2007 cuando Argentina superó al equipo local y se llevó el bronce.

Nada igualaría la gesta de vencer al considerado mejor equipo del momento, en su catedral de Eden Park, con todo un pueblo ilusionado en ganar el segundo título mundial de su historia, lo que metería de paso a los Pumas de nuevo entre los cuatro mejores del planeta.

El partido está lleno de emoción para Argentina, ya que en caso de derrota podría ser el último partido del hooker Mario Ledesma, que a sus 38 años se retira del rugby, no sin antes haber batido el récord de partidos en Mundiales de un jugador argentino (18).

Felipe Contepomi, el capitán del equipo, sabe que la tarea es difícil y quiere que su equipo haga el mejor partido posible.

“Son el mejor equipo del mundo y lo será después de este partido. Son mucho mejores que nosotros, pero tenemos que ser competitivos y que el país esté orgulloso de nosotros, perdamos o ganemos. Tenemos que jugar al 100% y tener la tranquilidad de haber hecho todo lo posible”, señaló el capitán de 33 años.

Argentina se enfrenta a la única potencia del rugby a la que nunca ha ganado y con la que sólo logró una vez empatar (21-21) en 1985. Los All Blacks son también los que propinaron la mayor derrota de su historia a los Pumas (93-8 en 1997).

Nueva Zelanda pondrá a los más experimentados, incluidos Richie McCaw y Mils Muilaina, que jugarán sus partidos 101 y 100, respectivamente, para arropar al inexperto apertura Colin Slade, en un equipo que presentará seis cambios respecto al último partido contra Canadá.

El partido entre Sudáfrica y Australia, una oposición de estilos entre las dos únicas naciones que han ganado dos veces el Mundial, tiene sabor a final.

La derrota en el Grupo C de Australia frente a Irlanda el 17 de septiembre (15-6) ha cambiado todo. Segundos del grupo, los Wallabies, ganadores del título en 1991 y 1999, se han tenido que encontrar en cuartos con los Boks, campeones en 1995 y 2007.

Sudáfrica alinea el domingo el XV de partida más experimentado de la historia (836 test matches), con ocho titulares de la final del Mundial-2007, incluido el hooker y capitán John Smit.

Les Springboks han perdido para el partido dos bazas importantes: el centro y goleador de larga distancia, François Steyn (lesión en el hombro) y Bakkies Botha (tendón de Aquiles), que forma con Victor Matfield una de las mejores segundas líneas.

Pero pueden contar con los dos wings Bryan Habana y JP Pietersen, que eran duda y serán una de las principales armas ofensivas de los Boks con bota del goleador Morne Steyn.

Desde 2008, el duelo entre los dos equipos ha ido más a menudo del lado de Australia, ganadora de siete de los últimos once duelos, entre ellos los tres últimos.