Las numerosas lesiones que afectan a las selecciones todavía en liza en el Mundial de rugby de Nueva Zelanda relanza de nuevo el debate sobre el calendario internacional de este deporte y sobre la necesidad de conseguir la concordancia entre el hemisferio Norte y Sur.

La lista de lesionados es impresionante. Desde el arranque del Mundial cada pretendiente al título perdió al menos a un titular y los más afectados son los países del hemisferio Sur, que jugaron el torneo Tres Naciones en julio y agosto antes del Mundial, que empezó el 9 de septiembre.

Sudáfrica se quedó sin François Steyn y Bakkies Botha y los All Blacks perdieron a su estrella Daniel Carter mientras que su emblemático capitán, Richie McCaw, con dolores habitualmente en el pie derecho, tendrá que jugar la parte final del campeonato en baja forma.

Australia, que tiene diez ‘tocados’, se quedará definitivamente sin dos jugadores, Drew Mitchell y Wycliff Palu.

Los equipos europeos, que aprovecharon un largo descanso antes del Mundial, están en cambio mucho menos afectados por las lesiones.

Irlanda (Jerry Flannery), Francia (David Skrela) e Inglaterra (Andrew Sheridan) sólo perdieron un jugador mientras que Argentina, cuyos jugadores están en su mayoría en clubes europeos, se quedaron sin Gonzalo Tiesi y Juan Martín Fernández Lobbe.

“Hay que tomar en cuenta a los jugadores. Es la etapa siguiente en el rugby”, explica Steve Hansen, entrenador adjunto de los All Blacks y ex entrenador de Gales.

“Necesitamos una temporada global y los únicos que puedan hacerlo es la IRB (la federación internacional)”, asegura.

La temporada actual sigue un calendario anterior en 1995, heredado de la época amateur, en la que cada hemisferio tenía su propio sistema.

En el Norte el calendario se basa en los clubes y la temporada va desde finales de agosto hasta junio (con la gira en el Sur) y tiene un periodo internacional en noviembre y otro en febrero-marzo (Torneo de Seis Naciones).

En el hemisferio Sur, donde los jugadores tienen contratos con sus federaciones, los partidos se juegan entre febrero y finales de septiembre (con una gira en noviembre en el Norte para los internacionales) y el Tres Naciones se disputa en julio-agosto.

El problema de la inadecuación de calendarios se hace patente todos los años pero se vuelve acuciante los años de Mundial.

“La única solución sería una temporada global. No es sólo un problema de este año, es algo que hay que resolver”, dice Hansen.

El técnico neozelandés de Gales, Warren Gatland, también comparte este diagnóstico.

“Con los mundiales que empiezan en septiembre quizás tendríamos que reconsiderar el calendario aquí” en Norte, afirmó el entrenador en declaraciones al periódico británico The Guardian.

“Es un buen argumento para desplazar el Seis Naciones a julio-agosto, junto al Tres Naciones. Esto permitiría descansar a los jugadores cuando normalmente se juega el Seis Naciones, en febrero-marzo, antes de terminar su temporada de Campeonato y de Copa de Europa con sus provincias o sus clubes”, añadió.

Esta calendario parece ideal pero por razones históricas y comerciales (hay menos audiencia en verano, época de vacaciones) los dirigentes del Norte se niegan a desplazar el Seis Naciones.

Y como los clubes del norte tienen el poder de atraer a los jugadores gracias a sus recursos financieros es poco probable que acepten la idea de una temporada global, como quiere el Sur.