China lanzará el jueves un primer módulo que le servirá de entrenamiento y constituye una etapa crucial para la construcción de una estación espacial hacia 2020.

Tiangong-1, una nave de 8,5 toneladas que significa “palacio celestial”, será propulsada entre las 13:16 y las 13:31 GMT por un cohete Larga Marcha 2F desde el centro de lanzamiento de Jiuquan (noroeste), en el desierto de Gobi, afirmó este miércoles un portavoz del programa chino de vuelos tripulados.

A este módulo, de una duración de vida espacial de dos años, se acoplará este año la nave no tripulada Shenzhou VIII, y luego de forma sucesiva otras dos con al menos un astronauta a bordo, la Shenzhou IX y la Shenzhou X.

La tecnología del acoplamiento espacial es compleja porque las dos naves, situadas en una misma órbita y que se mueven a unos 28.000 km/h alrededor de la Tierra, deben acercarse progresivamente antes de unirse para evitar destruirse.

En el caso de la Tiangong-1, “el lanzador se sometió a más de 170 modificaciones técnicas”, declaró Cui Jijun, director del centro de lanzamiento de Jiuquan, a la agencia China Nueva.

También hubo que hacer cambios en la base de lanzamiento y en el centro informático para mejorar la respuesta a los imprevistos que puedan surgir durante una misión, añadió Cui.

Como para el primer vuelo espacial tripulado que hizo en 2003, China se halla en una fase en la que intenta recuperar tecnológicamente el tiempo perdido experimentando por sí misma las andanzas de los estadounidenses y los rusos en los años 1960.

“Los chinos utilizan sistemas de acoplamiento idénticos a los sistemas rusos” porque el programa Shenzhou se asemeja mucho a la tecnología de tipo Soyuz, explicó a la AFP Isabelle Sourbès-Verger, especialista del programa espacial chino en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) francés.

Antes de construir hacia 2020 una estación orbital como la rusa Mir o la Estación Espacial Internacional (ISS) en la que una tripulación puede vivir de forma autónoma durante varios meses, China debe realizar otros ensayos una vez que el Tiangong-1 se desorbite en 2013.

“Si los chinos demuestran que tienen una capacidad de acoplamiento que funciona bien, esto los colocará en la potencial posición de poder un día aspirar a acceder a la Estación Espacial Internacional”, según la investigadora francesa que no contempla sin embargo esa posibilidad para los próximos cinco años.

Para Morris Jones, un experto australiano en cuestiones espaciales, “los mayores problemas de los chinos para participar en la ISS son de orden político. Estados Unidos se opone a ello firmemente”.

En espera de posibles cooperaciones internacionales, “las etapas siguientes serán Tiangong-2 y Tiangong-3, que incluirán laboratorios espaciales avanzados” y “probarán más tecnologías para una estación espacial de gran envergadura”, explicó Jones.

Pekín comenzó al comienzo de los años 1990 su programa de vuelo tripulado gracias a la co