Centenares de campesinos “sin tierra” de Paraguay abandonaron este miércoles propiedades de agricultores brasileños en la localidad de Ñacunday, 360 kilómetros al este de Asunción, que ocuparon durante los últimos días, informó la Policía Nacional.

Los ocupantes dejaron los inmuebles tras ser advertidos por la fiscal Carmen Meza, quien llegó al lugar junto a unos 3.000 agentes policiales para ejecutar el desalojo ordenado por un juez de la zona.

Los campesinos empezaron a abandonar las tierras ocupadas después de reunirse con el gobernador del departamento (provincia) de San Pedro, José Ledesma, quien ofició de mediador para evitar choques o violencia durante el desalojo, según los ocupantes.

“Vengo como ciudadano paraguayo a hablar con los campesinos”, dijo Ledesma a los periodistas al explicar el motivo de su presencia en el lugar.

“Existe una orden de desalojo dictada por un juez y debo hacerla cumplir, quienes se opongan a la disposición serán detenidos y procesados”, había advertido la representante del Ministerio Público a los ocupantes.

Además de la advertencia de la fiscal, centenares de grandes productores de granos del departamento (provincia) del Alto Paraná, realizaron un “tractorazo” de protesta para exigir al gobierno el desalojo de los ocupantes.

Con camiones, tractores y máquinas cosechadoras, los productores salieron a las carreteras de la zona y amenazaron con expulsar a los ocupantes que finalmente abandaron el lugar, indicaron por su parte reportes radiales trasmitidos desde el Alto Paraná.

Agremiados en varias organizaciones, los “sin tierra” ocuparon hace varios días propiedades pertenecientes a brasileños que viven y trabajan en territorio paraguayo, a quienes se los conoce como “brasiguayos”.

Los campesinos justificaron las invasiones afirmando que las tierras ocupadas constituyen “excedentes” sin títulos y que en muchos casos se trata de “bienes mal habidos”.

“Son tierras fiscales que pertenecen al pueblo”, aseguró Belarmino Balbuena, dirigente del Movimiento Campesino Paraguayo (MCP).

Los “sin tierra” reclaman que se les entregue la mitad de las tierras productivas que se encuentran en un predio de 50.000 hectáreas cuya propiedad reivindica el llamado “rey de la soja” de Paraguay, el brasileño Tranquilo Favero.

Según la Federación Nacional Campesina (FNC), el conflicto estalló luego que un relevamiento sobre inmuebles rurales ordenado por el gobierno del presidente Fernando Lugo detectara irregularidades en títulos de propiedad de grandes extensiones de tierras productivas.

Para intentar buscar una salida pacífica al conflicto, el presidente Lugo mantuvo varias reuniones con la Corte Suprema de Justicia, parlamentarios, productores y campesinos.