Más de 40 líderes opositores y ex presos políticos cubanos suscribieron una nueva plataforma de transición democrática en Cuba, entregada este miércoles a la prensa, que propone un “diálogo nacional”, “nuevas leyes” y un “plebiscito”.

Los disidentes proponen “realizar un verdadero diálogo nacional e iniciar el proceso de cambios legales sin exclusiones, para que el pueblo pueda conservar todo lo positivo que ha creado y cambiar soberanamente aquello que decida cambiar”.

Firmado -entre otros- por Guillermo Fariñas, Laura Pollán, Martha Beatriz Roque, Héctor Maceda, Elizardo Sánchez, Oswaldo Payá, Manuel Cuesta Morúa -todos líderes de diversas tendencias políticas- y los ex presos políticos Félix Navarro, Angel Moya, Guido Sigler y José Daniel Ferrer, el proyecto lleva por nombre “El Camino del Pueblo”.

“El documento fue elaborado por todos los que firmamos, y yo creo que es viable y necesario pues es un mensaje a todo el pueblo de Cuba”, dijo Payá, premio Sajarov 2002, a la AFP por vía telefónica.

En la “propuesta básica”, el documento, suscrito también por opositores del exilio pide cambios legales que garanticen la libertad de expresión, prensa, asociación, credo, migración interna e externa, así como el derecho de todos a ser electos para cargos públicos.

También propone “un plebiscito para que el pueblo decida soberanamente sobre los cambios” que deben hacerse a la Constitución y las leyes y abra el camino de “la participación de los ciudadanos en este camino de cambios”.

“Lográndose los espacios de participación que se abrirán con estos cambios en las leyes y con el respeto en la práctica de los derechos de los ciudadanos, convocar a un diálogo nacional y a elecciones libres para todos los cargos públicos y para una Asamblea Constituyente”, señala.

Los disidentes proponen una serie de “pasos” para este propósito como “crear una Comisión Nacional integrada por miembros del gobierno y de la oposición democrática y por otros componentes de la sociedad civil, incluyendo representantes de los sindicatos, las iglesias y fraternidades”, que dirija el tránsito.

Durante medio siglo de poder comunista en la isla, los disidentes, considerados por el gobierno cubano como “mercenarios” a sueldo de Estados Unidos, realizaron varias tentativas de unidad, siempre frustradas, y enarbolaron proyectos de transición, que no llegaron a concretarse.