La canadiense Bear Creek Mining dijo que usará “todos los caminos disponibles” para explotar una mina de plata en las montañas del sur de Perú, luego de que el gobierno peruano le revocara la concesión tras manifestaciones ambientalistas que dejaron cinco muertos.

La revocación de la concesión, que había sido otorgada en 2007, fue aprobada por el gobierno peruano el sábado ante protestas con 5 muertos en la población de Puno (frontera con Bolivia), que exige ceser toda actividad minera, energética y de hidrocarburos en esa región para evitar contaminar sus ríos.

Ahora la minera Bear Creek afirma que cualquier modificación del decreto “es ilegal y sin base”, dado que considera haber cumplido con las leyes peruanas, según un comunicado emitido la noche del sábado.

“Bear Creek cree firmemente que detener el proyecto Santa Ana no servirá a los intereses ni de la comunidad local ni de Perú”, agregó el comunicado.

El presidente de Bear Creek, Andrew Swarthout, dijo que la empresa “tiene la intención de defender inmediata y vigorosamente sus derechos en Santa Ana por medio de todos los caminos disponibles”, incluyendo la ley peruana y lo dispuesto en el Tratado de Libre Comercio Canadá-Perú.

Al menos cinco manifestantes muerieron el viernes cuando la policía reprimió su intento de tomar el aeropuerto de Juliaca, provincia de Puno, en protesta por la explotación minera, a la que quieren detener por la contaminación ambiental que implica.

Bear Creek tenía previsto invertir 71 millones de dólares para producir 5 millones de onzas de plata en los siguientes cinco años en la mina Santa Ana.

La cancelación del proyecto minero es el segundo en lo que va del año, luego de que en abril protestas sociales de campesinos obligaron al gobierno a rechazar el proyecto cuprífero Tía María, del grupo México.

Las protestas antimineras tienen como eje principal el temor a la contaminación de los ríos y aguas que sirven para sembrar tierras en el sur peruano, donde los campesinos viven en base a la agricultura.