El frente de países aliados dispuestos a derrocar al régimen del coronel Muamar Gadafi empezó a quebrarse el miércoles, en vísperas de que se cumplan 100 días de la intervención de la OTAN en Libia, tras el pedido de Italia de suspender las operaciones por razones humanitarias.

El ministro italiano de Relaciones Exteriores, Franco Frattini, pidió “una suspensión inmediata de hostilidades” en Libia con el fin de organizar corredores humanitarios para ayudar a la población, al comparecer ante una comisión de la Cámara de Diputados.

La muerte de civiles por bombas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) genera dudas entre los aliados, por lo que el ministro pidió “consignas claras y precisas” después de los errores “dramáticos” que provocaron víctimas civiles en Libia.

La OTAN admitió que en un bombardeo nocturno contra objetivos en Trípoli llevado a cabo el domingo pasado hubo muertos civiles, entre ellos varios niños, lo que mina la credibilidad de las operaciones aliadas.

Pese a ello, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, rechazó este miércoles tajantemente poner fin a las operaciones de los aliados en ese país.

La OTAN “continuará su misión porque si cesamos, innumerables civiles podrían perder la vida”, aseguró.

“Creo que la coalición se quebró”, estimó a la AFP Natalino Ronzetti, del Instituto de Relaciones Internacionales.

“Reinan las divergencias entre los miembros de la coalición, no sólo por los altos costos sino también porque algunos ataques recientes no son legítimos frente a la resolución de la ONU”, explicó el experto.

Los errores recientes de la OTAN, que asumió el mando de las operaciones el 31 de marzo, así como los costes de la guerra para economías en crisis, generan debates y reacciones en los países implicados.

El pasado 10 de junio, otro aliado, Noruega, que contribuye con seis cazas F-16, anunció que se retirará el próximo 1 de agosto, dos meses antes de que expire el mandato de la ONU.

“La necesidad de exigir un alto el fuego se refuerza cada vez más”, estimó el canciller italiano al pedir la suspensión de las hostilidades.

La propuesta de Italia fue rápidamente rechazada por Francia, que considera que “cualquier pausa en las operaciones” militares permitiría a Muamar Gadafi “ganar tiempo y reorganizarse”.

Si bien Francia, que ha tenido un papel crucial en la operación, defiende la guerra en Libia, Estados Unidos reflexiona este miércoles si autoriza acciones militares “limitadas” en ese país.

La participación de Italia, ex potencia colonial en Libia y primer socio comercial hasta el conflicto, suscita tensiones dentro de la coalición de gobierno de derecha liderada por Silvio Berlusconi.

El movimiento populista y contrario a la inmigración Liga Norte, aliado clave, exigió el domingo la suspensión de “las misiones de paz” en el extranjero, entre ellas Libia, Afganistán y Líbano, por costosas y porque alimentan la inmigración ilegal.

Para calmar el clima que tales declaraciones ha suscitado a nivel nacional como internacional, Berlusconi elogió este miércoles la labor de la OTAN, que ha permitido “salvar miles de vidas e impedido la destrucción de enteras ciudades”, dijo.

La víspera, el primer ministro británico, David Cameron, reiteró que el Reino Unido tiene recursos para mantener la misión militar en Libia por “tanto tiempo como sea necesario”, ante las críticas de altos mandos militares que creen que el ejército no podrá aguantar una guerra que parece no ir a ninguna parte.

Paralelamente, países como China y Dinamarca reconocieron al Consejo Nacional de Transición (CNT), organismo político de la rebelión libia, como representante e interlocutor válido del pueblo libio.

En total unos quince países han reconocido ya al CNT.