A una hora en carro de la ciudad colombiana de Cali, en un lugar que campesinos pidieron no revelar, se cultiva en campos abiertos e invernaderos la marihuana, cada vez más modificada genéticamente para dar sensaciones más intensas y venderla a mejor precio.

Se llega caminando y en la montaña se distinguen sin dificultad, en medio de cultivos lícitos, las famosas matas de hojas en estrella. En esta zona del suroeste de Colombia cercana a Cali (500 km al sureste de Bogota) dicen que siempre hubo cultivos, aunque según los botánicos la marihuana fue introducida en Colombia en los años 1930.

Primero se cultivó legalmente para fabricar hilo hasta que se prohibió, en 1962, para cumplir con normativas internacionales.

Pero los campesinos de esta zona nunca perdieron la costumbre, por razones puramente económicas.

Los campesinos aseguran que el café o el banano, típicos de esta región tropical, no les da para comer porque los precios fluctúan y también porque hay que llevar a algún mercado la mercancía antes de que perezca, lo que a veces se hace difícil por el aislamiento en que viven por falta de carreteras en buen estado.

Según el especialista en botánica Luis Miguel Álvarez, de la Universidad de Caldas (Manizales), autor de estudios sobre la marihuana, esta planta les ofrece en cambio mejores medios de subsistencia ya que “una vez cosechada y seca es poco perecible, mientras con los otros cultivos, si no se venden en el momento se pierden”.

“Ahorita esta cara”, dice justamente un campesino, explicando que puede vender unos 11 kilos (una “arroba”) “por 160.000 pesos” (cerca de 90 dólares).

“A mi no me gustaba eso de sembrar marihuana, pero de verme a gatas (apremiado) me tocó. Hice un crédito para sembrar café y luego me quedé colgado porque la variedad Colombia, que se daba en ese tiempo se daba muy menudita y me tocó venderla barata, casi regalada; a partir de allí, mi hermana me decía: siembre marihuana, y me enseñaba”, narra.

El fenómeno se ha intensificado con la llegada de semillas modificadas genéticamente en Europa o Estados Unidos, lo que permitió “cambiar la modalidad del cultivo, con mayor producción y mayor calidad, en menos tiempo” con una variedad denominada “creepy”, dice la policía local.

Según un investigador extranjero, en Europa incluso existe una variedad apodada con el nombre de un pueblo caucano (departamento colombiano de Cauca), “La Cominera”, porque allá fue donde más prosperó.

“Su valor en el mercado es mucho mayor que el de la marihuana normal”, por su mayor concentración en THC, el principio activo de esta planta, explica este experto.

La de mayor valor se cultiva en invernaderos, y la dueña de una finca explica que esta variedad modificada genéticamente se vende en 100.000 pesos (55,7 dólares) el kilo, es decir, diez veces más que la “normal”.

Ninguno de los campesinos sin embargo acepta contar quiénes son los compradores, sólo dicen que pasan en camión por la mercancía.

La policía, por su parte, asegura que en esta zona de Colombia, la marihuana es el principal modo de financiación del sexto frente de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas).

“Es un problema grande, el frente sexto en un 90% se financia con la marihuana”, asegura a la AFP el coronel Carlos Rodríguez, comandante de la policía del Cauca.

En esta región, “este año hemos incautado 27 toneladas (hasta junio) frente a 23 el año pasado”, añade.

En lo que va del año, en todo el país se han incautado al menos 41,8 toneladas de marihuana. En 2010 se decomisaron 228 toneladas, según la policía.

La marihuana se envía hacia el puerto de Buenaventura (550 km al oeste de Bogotá), o hacia los departamentos fronterizos con Venezuela, al norte, para ser vendida en Ecuador o Venezuela.

“Inquieta, porque las ganancias de estos grupos son mayores y así pueden adquirir mas armas y explosivos”, señala el coronel Rodríguez.