El ejército, apoyado por tanques, extendió el sábado sus operaciones en el noroeste de Siria, cerca de Turquía, para poner fin a toda oposición al régimen, mientras Gran Bretaña pedía a sus ciudadanos que abandonen ese país.

Los sirios enterraban a sus muertos el sábado, un día después de importantes manifestaciones en todo el país contra el régimen del presidente Bashar al Asad durante las cuales 19 civiles murieron, según militantes de los derechos humanos.

El régimen continúa ignorando desde hace más de tres meses los llamados internacionales para que ponga fin a la violenta represión, por lo cual el gobierno británico pidió a sus ciudadanos que partieran de Siria.

“Los ciudadanos británicos deberían partir inmediatamente en vuelos comerciales, mientras funcionen con normalidad”, recomendó el ministerio británico de Relaciones Exteriores en un comunicado.

Estados Unidos y la UE continúan sus esfuerzos para tratar de incrementar la presión sobre el mandatario sirio. La secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton consideró que en Siria el cambio es ineluctable, a pesar de la “brutalidad” del régimen.

El ejército sirio, apoyado por tanques, intervino este sábado en el pueblo de Bdama, extendiendo así sus operaciones de rastreo en la provincia de Idleb (noroeste), escenario de manifestaciones contra el régimen, según un activista pro derechos humanos.

Este pueblo, muy cerca de la frontera turca, está situado también a pocos kilómetros al norte de la ciudad de Jisr al Shughur, cuyos habitantes huyeron de la intervención del ejército la semana pasada.

Al menos seis tanques y 15 vehículos de transporte de tropas entraron en el pueblo de Bdama, indicó el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abdel Rahman, instalado en Londres e interrogado telefónicamente por la AFP desde Nicosia.

Según él, en dicho convoy también hay jeeps militares que transportan a oficiales.

Al entrar las tropas “se escucharon intensos disparos en el pueblo”, según el activista.

Ante el avance de la tropas, los sirios continuaban escapando hacia la frontera turca, donde manifestaron su terror ante las “atrocidades” de los soldados. Hay más de 10.000 refugiados sirios en Turquía, pero varios miles más se instalaron del lado sirio de la frontera.

A pesar de la represión, decenas de miles de sirios desfilaron el viernes respondiendo a la convocatoria de los militantes partidarios de la democracia que, como todos los viernes, pidieron a la población que saliera a las calles después de la plegaria musulmana semanal para protestar contra el régimen.

Uno de los mítines más importantes tuvo lugar en Hama (norte), donde manifestaron unas 100.000 personas, según Abdel Rahman.

Según los Comités Locales de Coordinación, una organización no gubernamental siria que coordina a los militantes que organizan las manifestaciones, las fuerzas del orden abrieron fuego contra los contestatarios, matando a 19 manifestantes.

La “brutalidad” del régimen podría permitir a Asad “postergar el cambio que tiene lugar actualmente en Siria, pero no invertirlo”, escribió Hillary Clinton en un artículo de opinión publicado por el diario árabe Asharq Al Awsat. Sin embargo, “no hay marcha atrás posible”, afirmó Clinton en este diario panárabe publicado en Londres, en una declaración traducida por el Departamento de Estado.