Christchurch fue sacudida nuevamente el lunes por una serie de temblores de tierra, que no causaron muertos pero que dañaron aún más la segunda ciudad de Nueva Zelanda, ya afectada por dos fuertes sismos en los últimos diez meses.

La ciudad fue sacudida el lunes poco después del mediodía por un sismo de magnitud 5,2 cuyo epicentro se situó a 10 km de Christchurch y a 11 km de profundidad. Unos minutos después se produjo un segundo temblor, más violento, de magnitud 6, con epicentro a 14 km de la ciudad y a 11 km de profundidad.

Aunque no hubo víctimas, se derrumbaron edificios y miles de viviendas quedaron sin electricidad y sin agua. Todas las escuelas fueron cerradas.

“Es una situación muy grave”, declaró el alcalde de la ciudad, Bob Parker. Christchurch sufre todavía las secuelas del sismo del 22 de febrero pasado, que dejó 181 muertos y destruyó gran parte del centro de la ciudad.

Seis meses antes, el 4 de septiembre, la ciudad, situada en la isla sur de Nueva Zelanda, había sufrido un terremoto de magnitud 7, que no causó víctimas pero sí grandes daños materiales.

Los sismos del lunes no causaron muertos, indicó David Coetzee, del Centro nacional de Gestión de Crisis. Pero diez personas resultaron heridas y varios edificios se derrumbaron, agregó.

Según la compañía eléctrica Orion, 54.000 vivendas quedaron sin electricidad. El servicio de distribución de agua también fue afectado, indicaron los servicios locales.

“Vamos a pasar una noche agitada”, “esperamos a que haya muchas réplicas”, declaró el alcalde.

Al menos un edifico se derrumbó totalmente en el centro de la ciudad, pero estaba vacío desde el terremoto del 22 de febrero y no se encontró a nadie bajo los escombros, precisó a la AFP un portavoz de la policía.

Después del segundo sismo del lunes, de magnitud 6, la policía decidió evacuar una parte de la llamada “zona roja” del centro.

En los alrededores de la ciudad se derrumbó un edificio de tiendas, también evacuado desde febrero, al igual que una construcción emblemática del vecino puerto de Lyttelton.

La policía pidó a los habitantes que verificaran si sus vecinos y allegados estaban sanos y salvos, y recomendó a la población que volviera a sus casas.

Estos nuevos sismos se producen el día en que se abría la investigación sobre el derrumbe de un edificio del centro de Christchurch en el que murieron 106 personas durante el terremoto de febrero.

Los abogados y parientes de las víctimas estaban reunidos en el edificio el lunes cuando se produjo el temblor. La investigación fue suspendida.

A fines de mayo, científicos consultados por el gobierno estimaron que había 25% de posibilidades de que se proujera un nuevo terremoto en el plazo de un año en la región.

“Creo que esto va a seguir. Creo que el gran sismo (de septiembre) ha reactivado la actividad de las fallas. Es imposible saber lo que va a pasar”, declaró el lunes el sismólogo David Jepson.

Nueva Zelanda, situada en el “cinturón de fuego” del Pacífico, en la frontera entre las placas tectónicas australiana y pacífica, registra unos 15.000 temblores de tierra anuales.