Cientos de manifestantes del movimiento de los “Indignados” se reunieron el sábado en las inmediaciones del ayuntamiento de Madrid para saludar a los gritos de “ladrón” la elección del alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, tras las municipales del 22 de mayo.

A los gritos de “Gallardón ladrón” o “esta crisis no la pagaremos”, los manifestantes se reunieron en las calles que llevan al ayuntamiento, rodeando el edificio donde estaba reunido el Consejo Municipal para elegir al alcalde.

Algunos incidentes se produjeron cuando los policías antimotines quisieron liberar una de las salidas del edificio para dejar pasar los vehículos oficiales.

Finalmente, éstos pudieron abandonar el lugar, con todos los cristales ahumados cerrados y rodeados por un cordón policial, acompañados por gritos de “ladrones, fuera, fuera”, “vergüenza”, “fuera del ayuntamiento, corruptos”.

En las otras calles, los manifestantes estaban bloqueados a unos cientos de metros de los cordones policiales. Furgones policiales estaban desplegados en todas la calles que llevan al ayuntamiento, cerca de la Puerta del Sol donde desde el 17 de mayo los manifestantes habían instalados un campamento.

“Gallardón no nos representa”, proclamaba una gran banderola, enarbolada por manifestantes en medio de un concierto de cacerolas silbidos y pifias, en tanto algunos de ellos se sentaban en el suelo delante de las barreras.

A los jóvenes “indignados” se unieron otros manifestantes que protestaban contra una reciente biografía aparecida en una publicación oficial, que omitía calificar a Francisco Franco de “dictador”.

Los “indignados” llamaron a manifestar en Madrid con motivo de las investidura de Gallardón, reelecto el 22 de mayo bajo la etiqueta del Partido Popular (conservador), “para felicitar al alcalde por tomar posesión de nuestro futuro”.

Manifestaciones similares tuvieron lugar en otras ciudades de España, en particular en Valencia (este).

El movimiento de los “indignados” aparecido espontáneamente el 15 de mayo, acusa a los grandes partidos políticos de “no representar” a los ciudadanos y de no haber tratado de luchar eficazmente contra la crisis económica y el desempleo que afecta a un español de cada cinco.

Los manifestantes denuncian también la “corrupción” de los políticos.