Cientos de miles de personas empezaron a marchar este sábado en Roma con motivo de la Europride, gran desfile homosexual que culminará con un concierto de Lady Gaga, para clamar su oposición al Vaticano y a la Italia “retrógrada” de Silvio Berlusconi.

“Personas diferentes, mismos derechos”, “Igualdad y derechos humanos para todos”, rezaban algunas de las pancartas desplegadas en el cortejo.

Los participantes, ataviados de pañuelos multicolor, seguían unas cuarenta carrozas, entre ellas la de las “familias arcoiris”, con padres gays y sus niños.

Para los organizadores de la Europride, a la que esperan que asista un millón de personas (la policía prevé entre 300.000 y 500.000), Italia es uno de los países europeos más atrasados en cuanto a derechos de los homosexuales. Ponen como argumento que ningún texto autoriza las uniones civiles, homosexuales o heterosexuales.

El alcalde de Roma, Gianni Alemanno (derecha), ha dirigido un mensaje de video a los participantes, en el que dice: “Nuestra ciudad es hospitalaria y abierta a todo el mundo”.

Para la ocasión se ha desplegado un importante dispositivo de seguridad en Roma.

Un grupúsculo religioso, “la milicia de Cristo”, prevé manifestarse contra el desfile, y diversas personalidades políticas católicas han invitado a la cantante estadounidense pop Lady Gaga a no provocar al Papa.

“El mundo gay no se siente representado por alguien que hace videos que ofenden a Jesús”, dijo Rocco Buttiglione, vicepresidente de la cámara baja del Parlamento.

Carlo Giovanardi, secretario de Estado de política familiar, condenó por adelantado el desfile, en el que ve “una ocasión de llevar montones de disfraces y de burlarse del Santo Padre, el clero y quienes dedican su vida a los demás”.