Adversarios y partidarios del presidente yemení Alí Abdalá Saleh manifestaron por separado este viernes en Saná, una semana después del atentado que lo hirió y lo alejó del poder.

Decenas de miles de personas marcharon por “un nuevo Yemen” despojado de Saleh, hospitalizado en Arabia Saudí desde el sábado pasado, y cuyos partidarios se reunieron para expresarle su “fidelidad”.

En el bulevar Sittine, la multitud dirigida por los “jóvenes de la revolución” entonaba “el pueblo quiere un nuevo Yemen” y “el pueblo quiere un Consejo presidencial transitorio”.

La marcha tuvo lugar después de la oración del viernes, durante la cual el poderoso jefe disidente de las tribus Hached, jeque Sadek al Ahmar, se inclinó ante los restos de 41 de sus partidarios muertos en los enfrentamientos con las fuerzas del orden en torno a su residencia el 3 de junio en Saná.

A unos kilómetros de allí, los partidarios de Saleh se reunieron en la plaza Saabin enarbolando retratos del jefe del Estado, atendido en Arabia Saudí, y banderolas proclamando su adhesión a Saleh.

“No se podrá hablar de transición del poder antes de regreso del presidente”, afirmó el jueves el viceministro de la Información, Abdu Janadi, en respuesta a la reivindicaciones de los manifestantes y de la oposición.

Especialistas estadounidense de los servicios secretos afirmaron, analizando fotografías, que el atentado contra Saleh era una tentativa de asesinato probablemente organizada desde el interior.

“Al mirar de muy cerca esas imágenes, pudimos establecer que se trataba bien de un artefacto explosivo, y no de munición militar”, declaró Scott Steward, vicepresidente encargado de la información táctica en el gabinete Stratfor.

Stratfor identificó un pequeño agujero en la estructura albañilería, que podría haber sido el emplazamiento donde se colocó la bomba. Los expertos deducen que la bomba fue llevada por una persona que conocía el lugar y que estaba al tanto de los hábitos de Saleh.

Por último, el aspecto de los escombros hace pensar en un explosivo de tipo militar que podría ser trinitrotolueno (TNT) o Semtex.

El conjunto de estos elementos, concluyó Stewart, “nos indica que se trata probablemente de una acción organizada del interior”.

En el sur de Yemen, tres civiles murieron en un ataque aéreo contra presuntas posiciones de militantes de Al Qaida, indicó a la AFP un responsable de la administración local, según el cual el ataque se produjo en los alrededores de Jaar, ciudad de la provincia de Abyan, donde Al Qaida está bien implantado.

Desde el 29 de mayo, presuntos militantes de Al Qaida tomaron el control de la ciudad Zinjibar, en la misma provincia, y resisten a los ataques del ejército.

Por otra parte, tres soldados y dos atacantes murieron en un ataque contra un retén militar, atribuido por fuentes militares de la administración local a militantes sudistas armados.

El jueves, el jefe de la CIA indicó que a pesar de la inestabilidad en Yemen, las operaciones antiterroristas contra Al Qaida continuaban.

“Continuamos trabajando con miembros del gobierno para atacar a al Qaida en la Península Arábica (AQPA) y ellos siguen cooperando con nosotros”, dijo Leon Panetta.

El ritmo de los ataques aéreos, efectuados esencialmente mediante aviones teleguiados, ha aumentado en las últimas semanas, informó el jueves el New York Times, citando a responsables estadounidenses que mantuvieron el anonimato.