Las potencias europeas presionaron este miércoles al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que condene a Siria por su brutal represión de las protestas opositoras, en tanto Rusia y China mostraron una fuerte oposición a la propuesta.

Gran Bretaña, Francia, Alemania y Portugal presentaron una nueva resolución que pide el cese “inmediato” de la violencia y el levantamiento del estado de sitio de las ciudades afectadas, señaló el embajador de Gran Bretaña en la ONU, Mark Lyall Grant.

“Esperamos poder votar esta resolución en los próximos días”, aseguró a los periodistas.

Agregó que esperaba que “todos los miembros voten el texto”.

Más temprano Lyall Grant explicó que la resolución se había adaptado en vista de la fuerte oposición mostrada por Rusia y China.

La nueva resolución toma en cuenta el endurecimiento de la represión en Siria donde más de 1.000 personas han muerto desde que se iniciaron las protestas en marzo, señaló el diplomático.

La resolución reclama vigilancia de la entrega de armas al régimen de Asad, cooperación del gobierno Sirio con las investigaciones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y la liberación de los presos de conciencia, apuntó.

Pero el borrador de la resolución no amenaza con sanciones como lo hiciera el Consejo de Seguridad en el caso de Libia a principios de año, agregó el diplomático.

“Se ha adaptado pero mantiene la condena de la violencia”, enfatizó Lyall Grant.

Es posible que Rusia y China veten la resolución, por lo cual el primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, señaló “si alguien vota contra esa resolución, o trata de vetarla, eso debería pesar en su conciencia”.

Este miércoles el primer ministro británico, David Cameron, dijo en la Cámara de los Comunes que “hay informes creíbles de un millar de muertos y hasta 10.000 detenidos, y la violencia impuesta a manifestantes pacíficos es totalmente inaceptable”.

“No tenemos que permanecer en silencio ante estas atrocidades y no lo vamos a hacer”, agregó.

Estados Unidos manifestó su apoyo a la resolución y el portavoz del Departamento de Estado, Marl Toner, aseguró que Washington estaba “tratando de convencer a otros en el Consejo” de apoyar la medida.

Pese a la creciente presión política de los líderes de gobiernos europeos, ningún diplomático se atreve a predecir cuándo o cómo se llevará a cabo la votación. Los diplomáticos europeos confían en que tendrán al menos nueve votos, dentro de los países que permanecen indecisos, Sudáfrica y Brasil podrían llegar a apoyar la nueva versión.

El mayor riesgo que enfrenta esta resolución es el veto de Rusia y China, dos de los cinco miembros permanentes del Consejo que, junto con Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, pueden bloquear cualquier resolución.