Un emisario de Rusia, ex aliada del régimen de Gadafi, llegó el martes a Bengasi para reunirse con los rebeldes libios, que también recibirán a representantes de China, en busca de una solución al conflicto que desde hace tres meses ensangrienta al país petrolero.

Al mismo tiempo, en el centro de Trípoli se escucharon ocho potentes explosiones y se elevaba una densa humareda por encima de la residencia de Muamar Gadafi. La espesa columna de humo era visible desde un cuartel de la guardia popular, situado frente a la residencia de Gadafi, según la AFP. Esta zona ya fue blanco de ataques de la OTAN en varias ocasiones.

A su llegada a Bengasi, “capital” de los insurgentes en el Este del país, un enviado especial del Kremlin, Mijail Marguelov, afirmó la voluntad de Moscú de desempeñar un papel de intermediario para facilitar el diálogo entre el régimen del coronel Gadafi y los rebeldes.

“Venimos a Bengasi para facilitar el diálogo entre las dos partes. Rusia se encuentra en una posición única, porque dispone todavía de una embajada en Trípoli y hoy se reúne con la rebelión”, dijo Marguelov.

Precisó que el miércoles viajaría a El Cairo y que estaba “dispuesto” a ir posteriormente a Trípoli, aunque no dijo cuándo.

Marguelov, representante del Kremlin para África, se reunirá en Bengasi con Mustafá Abdeljalil, el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT) -dirección política de la rebelión-, con el número dos de los insurgentes, Mahmud Jibril y con el ministro de Defensa, Omar El Hariri.

El presidente ruso Dimitri Medvedev exhortó a Gadafi a abandonar el poder, sin por ello dejar de ser crítico con las operaciones armadas de la OTAN en Libia, al considerar que la Alianza Atlántica se extralimita en el mandato conferido por la ONU.

China también entró en la escena diplomática libia con contactos directos con los rebeldes para intentar poner fin al conflicto.

Desde el pasado 19 de marzo, una coalición internacional encabezada por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, interviene en Libia bajo mandato de la ONU para proteger a la población civil de la represión del régimen de Gadafi contra una revuelta iniciada a mediados de febrero.

Tanto Rusia como China se habían abstenido en la votación en la ONU de la resolución 1973 que autoriza operaciones internacionales en Libia.

Este martes el jefe de la diplomacia libia Abdelati al Obeidi se encontraba en China en busca de soluciones, anunció el gobierno en el mismo día en que un grupo de diplomáticos chinos llegaba a Bengasi para reunirse con la dirección política de los insurgentes.

China tiene intereses económicos en Libia, gran productor de petróleo, de donde evacuó a unos 36.000 de sus ciudadanos que trabajaban en el sector de los hidrocarburos, de la construcción, de los ferrocarriles o de las telecomunicaciones.

Los encuentros entre el CNT y China constituyen un éxito diplomático para los rebeldes libios debido sobre todo a que Pekín suele centrar su política exterior en la no injerencia en los asuntos de otros países.

En el frente europeo, la jefa de la diplomacia española, Trinidad Jiménez, viajará el miércoles a Bengasi.

El gobierno libio estará representado el miércoles durante la reunión en Viena de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) pese a que el jefe de la Compañía Nacional de Petróleo, Chukri Ghanem, abandonó el régimen, según una fuente próxima a la OPEP.

Desde el comienzo de la insurrección libia, murieron entre “10.000 y 15.000″ personas, según la ONU.