Militantes opositores convocaron a una nueva jornada de protesta este martes en Siria, al día siguiente de la muerte de 120 policías en el noroeste del país que el régimen de Bashar al Asad atribuye a “grupos armados” y los activistas a un motín.

“Una columna de 13 vehículos militares avanzaba en la mañana del martes hacia Yisr al Shughur”, a fin de reforzar a las tropas que penetraron en la ciudad el sábado pasado para reprimir las manifestaciones, dijo un militante.

“Salieron de Alep”, al noreste de la ciudad de Yisr al Shughur, que durante toda la noche fue sobrevolada por helicópteros, agregó la fuente presente en el lugar.

Por su lado, los militantes sirios que lanzaron el llamado a una nueva jornada de manifestaciones en Siria pidieron a las Fuerzas Armadas que protejan a los ciudadanos de los ataques de los “agentes” del régimen, en un texto publicado en la red social Facebook.

“Martes del Renacimiento 7 de junio. El tiempo de la “Naksa” (derrota de los árabes frente a Israel en 1967) terminó, el tiempo de la traición terminó”, escribieron los organizadores en la página “Syrian Revolution 2011″, uno de los motores de las protestas.

Casi tres meses después del inicio de las manifestaciones, el 15 de marzo pasado, la movilización sigue amplificándose y, a pesar de las sanciones internacionales, el régimen intenta aplastarla con una represión sangrienta que ya causó la muerte de centenas de personas.

El lunes, las autoridades afirmaron que las “bandas armadas”, que impulsan los disturbios, había matado a 120 policías en yisr al Shughur, 80 de los cuales en el cuartel general de los servicios de seguridad.

La televisión estatal mostró fotos de soldados muertos en la ciudad y el ministro del Interior, Mohammad Ibrahim al Chaar, advirtió que el “Estado actuará con firmeza frente a los ataques rebeldes”.

Según el diario Al Watan, allegado al poder, “una operación de las fuerzas de seguridad y militares de gran envergadura” debía comenzar el martes “en las aldeas de la región de Yisr al Shughur, donde informaciones dan cuenta de la presencia de hombres armados”.

Sin embargo, dos militantes presentes en la ciudad, contactados desde Nicosia por la AFP, desmintieron las informaciones sobre “grupos armados” y afirmaron que los policías habían muerto en un motín en el cuartel general de las fuerzas de seguridad de la ciudad de la gobernación de Idleb.

Un comunicado publicado en Facebook, firmado por “habitantes de Yisr al Shughur”, afirmó que “la muerte de agentes y de soldados son la consecuencia de disidencias en el ejército”.

Los periodistas extranjeros no pueden circular libremente en Siria, por lo cual resulta difícil confirmar con fuentes independientes.

Desde el viernes pasado, decenas de manifestantes murieron en esa ciudad, conocida por ser un bastión de los Hermanos Musulmanes en los años 80, cercana a la frontera con Turquía.

Unos 40 sirios que huían de la represión en su país llegaron a Turquía el fin de semana pasado, indicó a la AFP una fuente diplomática turca que pidió el anonimato.

“Un hombre herido de bala murió en la ambulancia que lo transportaba hacia un hospital en Turquía, después de haber franqueado la frontera en un estado grave”, precisó la fuente.

En su llamado a manifestar, los opositores volvieron a pedir a las Fuerzas Armadas sirias a que protejan a los manifestantes.

“No llamamos a la batalla y nos negamos a llevar armas contra nuestros hermanos en las Fuerzas Armadas. Los exhortamos a protegernos y a defendernos contra los agentes” del régimen, dice el texto publicado en Facebook.

Por otra parte, Syrian Revolution 2011 recomendó a “las ciudades amenazadas por las bandas del régimen, en particular en Idleb”, 330 km al norte de Damasco, “quemar neumáticos” y “bloquear las carreteras” para impedir la llegada de refuerzos militares.

En París, el ministro francés de Relaciones Exteriores Alain Juppé afirmó que su país y otras potencias occidentales estaban dispuestos a presentar un proyecto de resolución de condena de la represión en el Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de la oposición de Rusia, aliado tradicional de Siria.

Por su lado, Amnistía Internacional juzgó “imperativo que el Consejo de Seguridad de la ONU, muy silencioso hasta el momento, vote una condena de las matanzas”.

Según organizaciones de defensa de los derechos humanos, más de 1.100 civiles, entre ellos decenas de niños, murieron bajo las balas de la represión desde el 15 de marzo pasado.