A un año de la Eurocopa-2012, Polonia, coorganizadora del torneo junto a Ucrania, reconoce que todavía queda “mucho trabajo por hacer” para que los estadios y los transportes estén listos, al tiempo que reafirma su voluntad de luchar contra los hooligans violentos.

De los tres nuevos estadios que tienen que estar terminados para la Eurocopa, prevista entre el 8 de junio y el 1 de julio de 2012, el de Varsovia, donde se jugará el partido inaugural, es el que más preocupa a las autoridades, empezando por el primer ministro Donald Tusk.

El estadio tiene en principio que inaugurarse en septiembre, un mes antes del de Breslavia, mientras que el de Gante, a orillas del Mar Báltico, tenía que inaugurarse este jueves con un partido amistoso entre Polonia-Francia.

Pero el anuncio de que el encuentro se jugará finalmente en Varsovia vuelve a poner sobre la mesa el problema de los retrasos en la construcción y pone en duda la capacidad de Polonia para organizar el evento.

El tabloide Fakt no duda en titular con una pregunta inquietante (“¿Nos vamos a quedar sin la Eurocopa-2012?”) mientras que el periódico Polska también cree que el evento quizás está “más allá de nuestra posibilidades”.

Para el responsable de la organización de la Eurocopa-2012 en Polonia, sin embargo, todo está bajo control y existe “un gran margen de seguridad”.

“Tenemos todavía un año por delante, estamos tranquilos aunque es evidente que nos queda mucho trabajo por hacer”, asegura Mikolaj Piotrowski a la AFP.

Las dudas sobre la capacidad de organización empezaron ya en 2007, cuando Polonia y Ucrania fueron designados países organizadores de la primera Eurocopa en un país del este.

En febrero de 2008, el presidente de la Unión Europea del Fútbol (UEFA), Michel Platini, hizo un informe alarmante sobre los retrasos en la organización y una semana después el primer ministro polaco anunció 100 millones de euros suplementarios para la construcción de tres nuevos estadios.

Los responsables polacos anunciaron entonces que los estadios de Gante (con capacidad para 44.000 espectadores), Poznán (47.000) y Breslavia (41.000) estarían terminados en 2010, algo que no se cumplió.

“Estamos satisfechos de donde estamos pero comprobamos la situación todos los días”, explica a la AFP Martin Kallen, miembro de la comisión responsable de la Eurocopa-2012 dentro de la UEFA.

“Todavía hay muchas cuestiones en suspenso pero de momento no hay señales de alarma”, añade.

En total, Polonia invirtió 80.000 millones de zloty (unos 20.000 millones de euros) en el torneo, en gran parte en infraestructuras de transporte.

Un 40% de las inversiones provinen de ayudas europeas.

Sin embargo, sólo el 45% de las autopistas y el 40% de la red de ferrocarriles previstos inicialmente estarán listos en 2012, según Janusz Piechocinski, miembro de la comisión parlamentaria de infraestructuras.

Polonia también se ha comprometido a controlar el hooliganismo, un fenómeno muy violento en el país que el propio primer ministro reconoce como una amenaza para la Eurocopa.

El ministerio de justicia anunció medidas drásticas, como un sistema electrónico durante el torneo para vigilar a los hinchas que tienen prohibida la entrada a los estadios, unas 1.800 personas en todo el país.

Las autoridades también están preocupadas por las relaciones entre algunos grupos de seguidores de fútbol y los grupúsculos nacionalistas de tendencia racista y luchan también contra el tráfico de drogas que llevan a cabo algunos hinchas.