Es casi una tradición en los colegios que durante los recreos una cantidad inusitada de chicos jueguen “a la pelota”, con cualquier objeto que sirva para chutear y corretear detrás de él.

Pero quizás lo insólito es ver un partido con 11 jugadores profesionales contra una no despreciable cantidad de 100 niños. Lo anterior se registró en Japón, donde el equipo de Los Cerezos de Osaka midió fuerzas con el numeroso elenco de escolares de primaria.

Pese a la multitud de piernas de los pequeños que hizo imposible un juego fluido, el equipo profesional adoptó la táctica de levantar el balón, con lo cual consiguieron los sendos tantos de la victoria.

Mas allá del mérito de conseguir un triunfo con esa desventaja numérica, el premio debió ser para el relator, especialmente cuando los pequeños tomaban el balón.