El ex jefe del FMI, Dominique Strauss-Kahn, se declaró el lunes “no culpable” de crímenes sexuales contra una empleada de hotel en una audiencia ante el Tribunal en lo Penal de Nueva York marcada por los abucheos de colegas de la presunta víctima desde afuera del edificio.

Luciendo un traje azul oscuro, Strauss-Kahn, de 62 años, permaneció con las manos cruzadas mientras el juez Michael Obus le preguntaba cómo se declaraba ante los siete cargos, entre ellos intento de violación, que se le imputan por los hechos que tuvieron lugar el pasado 14 de mayo en un hotel de Nueva York.

“No culpable”, respondió con serenidad el ex patrón del Fondo Monetario Internacional (FMI) de pie, con una actitud muy diferente a la del hombre agobiado que había mostrado en su primera presentación ante la justicia, tres semanas atrás.

Luego de esas dos palabras, la audiencia, que apenas duró siete minutos, quedó cerrada. El juez Obus estableció la próxima audiencia preliminar para el 18 de julio. Aún no se ha fijado una fecha para el inicio del juicio, explicó la fiscalía.

Inculpado de delitos que pueden costarle hasta 74 años de prisión, Strauss-Kahn era visto como candidato por el socialismo para las presidenciales francesas de 2012, pero este escándalo dejó esas aspiraciones en el limbo y lo forzó al renunciar al FMI.

En arresto domiciliario en un lujoso apartamento de Manhattan, Strauss-Kahn llegó al tribunal del brazo de su esposa Anna Sinclair y fue recibido por una manifestación de un centenar de empleadas de hotel de Nueva York que lo abuchearon y le gritaron “¡Debería darte vergüenza!”.

“Estamos apoyando a una de nuestras compañeras, que ha sido agredida, y estamos demostrando que no somos sirvientas”, explicó Joselyn Agresta, una dominicana de 43 años que trabaja en el Plaza Hotel y participó de la protesta.

La mujer que acusa a Strauss-Kahn, una guineana de 32 años cuya identidad no ha sido revelada, sufrió una “terrible agresión sexual” y va a presentarse en la corte para “decir la verdad”, afirmó uno de sus abogados, Kenneth Thompson, tras la audiencia.

“Fue una terrible agresión sexual contra una mujer inocente. Ella va a presentarse en la corte. Va a decir la verdad. Lo que quiere es justicia”, indicó Thompson, agregando que su clienta “es una mujer digna y respetable” que “no busca publicidad”.

De su lado, Benjamin Brafman, uno de los abogados de Strauss-Kahn, señaló que la decisión de su cliente de rechazar las acusaciones es una “declaración poderosa y elocuente”, y volvió a mencionar que no existen pruebas de una relación sexual forzada.

“Quedará claro que no hay elementos de que haya habido ninguna coacción en este caso”, reiteró este abogado, muy conocido por haber ayudado a varios famosos en problemas.

Strauss-Kahn fue detenido el sábado 14 de mayo en el aeropuerto Kennedy de Nueva York a bordo de un avión que se disponía a partir a Francia.

Tras pasar dos noches en una comisaría de Harlem y cuatro en la prisión de Rikers Island, logró cambiar la celda por un arresto domiciliario tras pagar una fianza de un millón de dólares.

Forzado a llevar una tobillera electrónica y con un régimen de salidas y visitas muy estricto, Strauss-Kahn se prepara para pasar varios meses en su jaula de oro en Tribeca, uno los barrios más caros de Nueva York, que le está costando una fortuna.

La tremenda exposición mediática de Strauss-Kahn -los tabloides de Nueva York lo apodan “Le Perv”, por “perverso”- contrastan con la invisibilidad de su presunta víctima, celosamente protegida por las autoridades estadounidenses y que tampoco ha sido muy buscada por la prensa.