El ex director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, se presenta el lunes ante el Tribunal en lo Penal de Nueva York con la intención de declararse no culpable de los crímenes sexuales contra una empleada de un hotel de Manhattan el pasado 14 de mayo, en un caso que ha conmocionado a la opinión pública mundial.

Strauss-Kahn pasó la jornada del domingo en el lujoso apartamento en el sur de Manhattan, en el que cumple arresto domiciliario, y el lunes hablará en público por primera vez desde su detención tres semanas atrás en el aeropuerto Kennedy de Nueva York a bordo de un avión que se disponía a partir a Francia.

Los abogados del ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Benjamin Brafman y William Taylor, han indicado en varias oportunidades que su cliente se declarará no culpable.

Brafman -un temible abogado neoyorquino que ha salvado el pellejo de varios famosos en problemas- afirmó incluso que Strauss-Kahn “será liberado”, en un presentación para el canal de televisión francés M6 difundida el domingo.

“No quiero entrar por el momento en los detalles de este caso, pero estoy confiado, no pienso para nada que Strauss-Kahn sea culpable de los hechos de que le reprochan y puedo predecir que será liberado”, indicó.

Inculpado de siete cargos por crímenes sexuales que pueden costarle hasta 74 años de prisión, Strauss-Kahn era visto como candidato por el socialismo para las presidenciales francesas de 2012, pero este escándalo dejó esas aspiraciones en el limbo y lo forzó al renunciar al FMI.

Si se declara no culpable se pondrá en marcha un juicio en el cual la fiscalía deberá probar la veracidad de la denuncia de la mujer guineana de 32 años que lo denunció y cuya identidad no ha sido revelada.

En caso de declararse culpable, no habrá proceso y el juez deberá decidir cuántos años pasará en prisión.

Frente a Brafman y Taylor estará el fiscal Cyrus Vance acompañado por dos adjuntas, Joan Illuzzi-Orbon y Ann Prunty.

Illuzzi-Orbon encabeza la unidad especial anticrimen racial y ha logrado victorias en su carrera en casos de violación y crimen. Prunty también tiene varios triunfos resonantes en su activo y es conocida por su crudeza para interrogar durante las audiencias.

Tras su detención el pasado 14 de mayo, Strauss-Kahn pasó cuatro noches en la prisión de Rikers Island y varios días en una residencia temporaria de la compañía de seguridad encargada de vigilarlo, antes de instalarse en su actual domicilio.

Acompañado de su mujer Anne Sinclair, forzado a llevar una tobillera electrónica y con un régimen de salidas y visitas muy estricto, Strauss-Kahn se prepara para pasar varios meses en su jaula de oro.

Su defensa y arresto domiciliario -por el cual pagó una fianza en efectivo de un millón de dólares- le están costando una fortuna.

Por la vivienda, ubicada en TriBeCa, uno los barrios más caros de Nueva York, Strauss-Kahn paga 50.000 dólares mensuales. En seguridad (guardias las 24 horas del día, sistema GPS de vigilancia por video), debe abonar otros 200.000 dólares al mes, según la fiscalía.

En cuanto a sus abogados, las tarifas que perciben los defensores más reputados de Estados Unidos oscilan habitualmente entre 500 y 1.500 dólares por hora, y Brafman está probablemente situado en lo más elevado de la escala.

La tremenda exposición mediática de Strauss-Kahn -los tabloides de Nueva York lo apodan “Le Perv”, por “perverso”- contrastan con la invisibilidad de su presunta víctima, celosamente protegida por las autoridades estadounidenses y que tampoco ha sido muy buscada por la prensa desde el 14 de mayo.