Los investigadores continuaban tratando de encontrar el sábado la forma en que la bacteria E.coli infectó a miles de personas y ya dejó 19 muertos en Europa, 18 de los cuales en Alemania, y que provocó enormes pérdidas en el sector agrícola.

Frente a la falta de resultados, la Comisión Europea se mostró dispuesta este sábado a enviar un equipo de expertos para acelerar las investigaciones.

El viernes, los médicos alemanes quisieron lanzar un mensaje tranquilizador asegurando que se había constatado una estabilización de la epidemia.

Según los diarios, la bacteria habría causado la muerte de una 19ª persona en Brandeburgo (noreste, estado federado alrededor de Berlín). Pero la víctima, un hombre de unos 50 años, sufría de muchas otras infecciones que no permiten acusar a la E.coli enterohemorrágica (Eceh) con certeza.

La cepa de esta enfermedad fue identificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una forma rara de una bacteria Escherichia coli, “O104:H4″. Esta cepa ya era conocida, afirmó la OMS, pero aparentemente se trata de la primera vez que es detectada en ocasión de una epidemia.

De acuerdo con la OMS, 12 países ya señalaron casos de contaminación por esta bacteria, que provoca hemorragias del sistema digestivo, y en los casos más graves, problemas renales (síndrome hemolítico y urémico, SHU). En total, más de 2.000 personas estarían infectadas, todas vinculadas con Alemania, por ser personas que han estado recientemente en ese país..

En cambio, el vector de contaminación, que afecta en particular a las mujeres, todavía es un enigma.

Pepinos producidos en España fueron incriminados rápidamente por las autoridades alemanas, antes de que fueran absueltos de cualquier sospecha.

Según el Laboratorio Europeo de referencia para la Escherichia coli (Eceh), los análisis no permiten decir que esos alimentos provocaron las infecciones. También desaconsejó el uso de antibióticos para combatir la enfermedad.

La única certeza, por el momento, es que el foco de la epidemia se encuentra en el norte de Alemania, donde se registraron en su mayor parte los decesos. Esto no significa que la bacteria sea originaria de esa región.

Al mismo tiempo que los científicos estudian cientos de muestras para identificar la cepa, la policía de la región investiga restaurantes y mayoristas por si pudieron ser estos el origen de la contaminación.

El semanario Focus informó este sábado de la posibilidad de que la enfermedad se propagase durante una fiesta celebrada del 6 al 8 de mayo en el puerto de Hamburgo y a la que asistieron 1,5 millones de personas, una hipótesis desechada por e Instituto Federal Robert Koch (RKI), centro nacional de alerta y lucha contra las epidemias.

“No concuerda con el perfil epidemiológico de inicio”, según los informes difundidos por la agencia alemana DPA.

El diario Lübecker Nachrichten informó, por otra parte, que los investigadores estudian la pista de un restaurante de Lübeck, en Schleswig-Holstein (norte), donde 17 clientes podrían haber sido contaminados. Las autoridades de la ciudad replicaron que esa pista aún no fue “corroborada por los hechos”.

Frente a esta incertidumbre, algunos diarios alemanes, como el tabloide Bild, apuntaron a un posible acto criminal, una hipótesis descartada por el ministerio del Interior en las páginas de esos mismos periódicos.

EL lunes está prevista una reunión de ministros de Sanidad en Luxemburgo para ponerse al día de la situación. El 17 de junio se celebrará otro encuentro de los titulares europeos de Agricultura. España y otros países exigen ayudas para sus agricultores por los daños ocasionados al acusar sin fundamento a algunas hortalizas de haber propagado la bacteria.

El embajador alemán en Francia reiteró este sábado a una emisora francesa la posición expresada el jueves por la canciller alemana: debe ser la UE quien pague indemnizaciones, ya que Berlín se limitó a alertar a su población, como era su deber.