Cambiar el estilo de conducción y compartir el auto son algunas de las propuestas de los académicos de la UNAB para reducir las emisiones contaminantes, a propósito de la celebración del Día Mundial del Medioambiente.

Junto con la movilización ciudadana en contra del proyecto HidroAysén, la contaminación atmosférica es uno de los hitos que marcará la celebración del Día Mundial del Medioambiente, que se celebra este domingo 5 de junio.

Un estudio de la U. Andrés Bello, en tanto, indica que el 49% del material particulado fino PM 2,5 es producido por la combustión de leña para calefacción hogareña. Estas pequeñas partículas pueden ingresar por las vías respiratorias y depositarse en los pulmones, provocando el estrechamiento de los bronquios y la reducción en el flujo de oxígeno.

Autos, camiones y buses son responsables del 17% de estas pequeñas partículas contaminantes. Por distancias, tiempos de viaje u otros motivos, para muchas personas no es alternativa bajarse del auto para reducir estas emisiones que tanto dañan nuestra capital, pero sí se puede colaborar e incluso reducirlas cambiando, simplemente, el estilo de conducción.

“En estudios realizados por Sistemas Sustentables hemos determinado que una conducción agresiva aumenta el consumo de combustible en un 8% sobre una conducción normal. Además, no produce grandes ganancias en el tiempo de viaje, en cambio, una conducción eficiente produce ahorros de hasta un 10% de consumo respecto de una conducción normal”, explica Sebastián Tolvett, investigador del Centro de Sustentabilidad de la UNAB. Un ahorro que, según el especialista se puede traducir en una reducción en torno al 10% en las emisiones contaminantes.

Conducción agresiva

Abandonar una conducción agresiva no significa simplemente dejar de tocar la bocina por cualquier motivo o de insultar a otros conductores. Implica incorporar una serie de cambios sencillos que no implica desembolsar más dinero, sino incluso ahorrar. Estas son las recomendaciones de Sebastián Tolvett:

1. Evitar aceleraciones y frenadas bruscas: acelerar agresivamente lleva a la producción de enormes emisiones innecesarias, además provoca el desgaste excesivo de los frenos.

2. Mantener la inercia: Intentar siempre anticipar lo que sucede en la vía, por ejemplo si la luz del semáforo esta en rojo se debe dejar de acelerar y aprovechar el roce para que el vehículo disminuya la velocidad por sí solo.

3. Evitar el ralentí: El ralentí es cuando el motor está funcionando sin que el vehículo se mueva, condición que consume aproximadamente el 17% de la energía de un litro de bencina en un vehículo en ciudad. Por este motivo, es importante apagar el motor, dentro de lo posible, cuando el vehículo no esté en marcha.

4. Mantención preventiva del vehículo: se debe realizar una alineación periódica (1 vez al año), revisar la presión de aire de los neumáticos (una vez por semana), revisar el estado de los rodamientos (1 vez al año), entre otros chequeos. Estas simples medidas ayudan a reducir el consumo ineficiente de combustible.

Otra alternativa para reducir las emisiones es compartir el auto. Según los cálculos de Raquel Jiménez, investigadora del Departamento de Ciencias de la Ingeniería de la U. Andrés Bello, si una vez a la semana el 2% de quienes se desplazan en auto en Santiago compartiera su viaje con otras tres personas, se ahorrarían 20 mil viajes.

Esto generaría la reducción de 1,7 tonelada las emisiones de CO2, 41 de nitrógeno y 0,03 de óxido de azufre en un año. “En una ciudad con las características topográficas de Santiago, compartir el auto es una medida que contribuye a mejorar el bienestar de la urbe y sus habitantes”, concluye la experta.