Indígenas aymaras dijeron este lunes en un cabildo popular en Puno, al sureste de Lima, que mantendrán sus protestas que ya llevan tres semanas, en rechazo a proyectos mineros en la región, y reafirmaron que se opondrán a la elección presidencial del próximo domingo.

“No se levantará la huelga, hasta que el gobierno nos dé una solución”, afirmó el dirigente aymara Javier Pari, en una concentración pública en la plaza de Armas de Puno, 1.300 km al sureste de Lima, donde este lunes había una relativa calma, tras fuertes protestas callejeras la semana pasada.

“Si es necesario no se van a realizar las elecciones” el domingo, cuando se enfrentarán en la segunda vuelta el izquierdista Ollanta Humala y la derechista Keiko Fujimori, arengó el dirigente ante unos 3.000 campesinos de los Andes peruanos que llegaron a este poblado de 120.000 habitantes que vive del comercio y el turismo.

Walter Aduviri, líder de la protesta, dijo a la AFP más temprano: “Nosotros hemos tomado la decisión de continuar la medida de protesta hasta las últimas consecuencias” para conseguir decretos supremos que declaren a la región zona libre de actividades mineras.

Hace tres semanas comenzaron los cortes de ruta de indígenas, principalmente en la frontera con Bolivia, en rechazo al proyecto minero de oro y plata de la firma canadiense Bear Creek que -aseguran- provocará la contaminación del binacional lago Titicaca, uno de los más importantes embalses naturales de agua dulce del mundo.

El martes de la semana pasada las manifestaciones se extendieron a Puno. El jueves y viernes los campesinos saquearon la oficina de la Aduana, la de Impuestos y la Contraloría, y atacaron con piedras varios locales comerciales sin causar víctimas.

El sábado hubo un acuerdo parcial entre el Gobierno del presidente Alan García y los piqueteros campesinos que alivió el bloqueo, pero este lunes unos 3.000 aymaras llegaron a Puno para instalarse en la plaza de Armas, desde donde dijeron que seguirán los reclamos.

La ruta quedó expedita entre Puno y el poblado de Juliaca, a unos 65 km al norte, donde se encuentra un aeropuerto doméstico, lo que fue aprovechado para la salida de la mayoría de los cerca de 300 turistas que estaban varados aquí.

El ministro del Interior, Miguel Hidalgo, informó este lunes en Lima que en Puno “se ha recuperado la calma” pero reconoció que “todavía hay un poco de resistencia en Desaguadero”.

“Desde acá hago un llamado a los pobladores de Desaguadero. Hay que deponer toda activad de fuerza, han pasado varios días, hay pérdidas económicas considerables y estamos a menos de seis días de un acto de votación importante”, señaló el ministro.

La ruta hacia Bolivia, un trecho de unos 130 km, aún estaba bloqueada, principalmente hacia el poblado fronterizo de Desaguadero, al que hacía alusión el ministro, donde están atrapados desde hace tres semanas unos 300 camioneros bolivianos.

Los exportadores bolivianos cuyas productos están varados pedirán a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) resarcimiento por los perjuicios sufridos en su carga, informó este lunes en La Paz el presidente de la Cámara de Exportadores de la ciudad boliviana de El Alto, Gustavo Rivadeneira.

Puno aprovechó la tregua para aprovisionarse pues el temor de sus habitantes es que haya nuevos bloqueos.

Para evitar que las oficinas públicas sean atacadas nuevamente, la policía local desplazó a decenas de efectivos, quienes se apostaron en las puertas de ingreso.

“Estamos en situación de emergencia y hay presencia (policial) para evitar nuevas protestas”, dijo en una improvisada rueda de prensa el coronel Tomás Guivert, jefe de la XII División Policial de Puno.

El dirigente campesino Pari, en el cabildo público, dijo sin embargo que “no hemos venido a provocar, como nos están acusando”, y pidió a los pobladores de Puno sumarse a sus reclamos “que son justos, porque el agua es la vida para los aymaras”.

Loa manifestantes anunciaron que pernoctarán en la Plaza de Armas de Puno, “hasta que el gobierno atienda nuestras demandas”.