Joseph Blatter presidente de la FIFA; su secretario general Jérôme Valcke; el líder de la Confederación Asiática, Mohammed Bin Hammam, y dirigente de la Concacaf Jack Warner, están en el ojo del huracán que agita la organización mundial, antes de su congreso electivo.

El suizo Joseph Blatter, de 75 años y que preside la FIFA desde 1998, decidió aspirar a un cuarto y último mandato. Pero no le gustó ver cómo Bin Hammam presentaba su candidatura pese a haberle dicho que no lo haría.

Sin embargo, Blatter es el beneficiado de los hechos ocurridos el pasado fin de semana. Tras ser acusado de presunta corrupción, el domingo fue exculpado por el Comité de Ética de la FIFA.

Además, tuvo constancia de la retirada de la candidatura de Bin Hammam, por lo que Blatter parece dirigirse hacia una reelección segura, aunque el trabajo de hacer que la FIFA recupere su buena imagen parece más duro que nunca.

Bin Hammam, hombre de negocios catarí de 62 años, es el gran perdedor de cara a la elección presidencial de la FIFA del miércoles.

La retirada de su candidatura resulta especialmente extraña debido a que hasta ahora se había mostrado combativo frente a Blatter. De hecho, una iniciativa suya generó que se abriera un expediente al suizo.

A Blatter se le investigó para aclarar si estaba o no al corriente unos presuntos sobornos previos a la elección presidencial de la FIFA.

El domingo, tras la audiencia del catarí ante el Comité de Ética de la FIFA en el caso de presunto fraude electoral, donde se investiga si pagó a la confederación caribeña a cambio de apoyos para la elección, Bin Hammam fue suspendido del ejercicio de toda actividad en el fútbol.

Esta suspensión durará cuanto se prolongue la investigación de la que es objeto en la FIFA.

En su blog, Bin Hammam expresó su rabia tras ese castigo, apuntando al secretario general de la FIFA, el francés Jérôme Valcke, ya que el catarí llegó a denunciar la “influencia” del galo sobre el Comité de Ética.

Asimismo, tras haber visto mancharse su imagen por la investigación interna de la FIFA, Bin Hammam está siendo atacado por los medios británicos, que lo acusan de presunta corrupción en la atribución del Mundial-2022 a Qatar, su bastión.

Este lunes anunció que presentará un recurso contra su suspensión, para revocarla, antes de que comience el congreso electivo de la FIFA.

El trinitense Jack Warner, de 68 años, que preside la Confederación de Fútbol de Norte, Centroamérica y el Caribe (Concacaf) y es vicepresidente de la FIFA, también suele estar en el punto de mira de los medios británicos.

Sobre todo, desde que el ex presidente del comité de la candidatura inglesa para el Mundial-2018, David Triesman, denunciara en una comisión parlamentaria los comportamientos “incorrectos y no éticos” de miembros de la FIFA.

Triesman afirmó que Warner habría solicitado 2,5 millones de libras (4 millones de dólares, 2,8 millones de euros) para la construcción de estadios en Trinidad y Tobago.

Warner predijo un “tsunami” si se le acusaba en el marco de la investigación interna de la FIFA.

Y tras de haber sido suspendido, al igual que a Bin Hammam, acusó a Blatter de realizar una “donación” de un millón de dólares, a principios de mayo, a la CONCACAF.

Por su parte, Valcke, de 50 años y periodista antes de ser secretario general de la FIFA, pasó a ocupar el primer plano en la organización en la conferencia de prensa que siguió a las últimas audiencias del Comité de Ética.

Declarado ‘pro-Blatter’, lo que pudo explicar las críticas contra él que lanzó Bin Hammam, el francés señaló el domingo que no comprendía por qué no iban a celebrarse las elecciones del miércoles.

Según Warner, Valcke le dijo sobre Bin Hammam que el catarí “tal vez pensaba que podía comprar a la FIFA como ellos (los cataríes) compraron el Mundial-2022″.

Esa frase le costó que ahora el Comité Organizador de Qatar-2022 le pidiera este lunes explicaciones, mientras que Valcke señaló que esos comentarios los hizo, aunque con un tono “más ligero”, tratando de restar importancia a sus palabras.

La historia de Valcke en la FIFA presenta un paréntesis poco claro, después de que a finales de 2006 desapareciera, cuando era director de márketing, tras un caso de contratos que enfrentó a Mastercard y a Visa.

Seis meses después de aquello, volvió a la organización para ser secretario general.