El ex presidente hondureño Manuel Zelaya regresó este sábado a Honduras, donde le esperaba una bienvenida multitudinaria, dos años después del golpe de Estado que le apartó del poder, comprobaron periodistas de la AFP.

Zelaya llegó desde Managua a Tegucigalpa luego de 16 meses de exilio en República Dominicana, 23 meses después de haber sido depuesto en un golpe que puso en jaque a la integración centroamericana y causó la marginación de Honduras de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El ex mandatario llegó desde Managua en un jet venezolano CRJ 700 de Conviasa, que aterrizó a las 14H22 locales (20H22 GMT) en Tegucigalpa, donde decenas de miles de seguidores esperaron durante horas para darle la bienvenida, en una de las más grandes concentraciones populares vistas en la historia del país, según periodistas hondureños.

“Trataron de hundir su imagen, se ha demostrado que todo es falacia, que todo es mentira”, dijo sobre las acusaciones contra Zelaya su hija Hortensia, “La Pichu” al bajar del avión.

Zelaya, de 58 años, llegó junto a su esposa y otros familiares, cargando un gran capital político con el que pretende recuperar el poder, en un país pobre que se apresta a regresar a la OEA el próximo miércoles, paso clave para que pueda recibir nuevamente créditos y ayuda del exterior.

Decenas de miles de seguidores de toda Honduras se congregaron para darle la bienvenida a ‘Mel’ en la plaza Isis Obed Murillo, cerca del aeropuerto de Toncontín, que lleva el nombre de un manifestante zelayista de 18 años muerto en ese lugar por las fuerzas de seguridad una semana después del golpe.

El presidente derechista hondureño Porfirio Lobo, con quien Zelaya firmó un acuerdo de reconciliación en Colombia el domingo pasado, lo recibirá este mismo sábado en la Casa de Gobierno, junto al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y la canciller colombiana, María Angela Holguín.

“La gran mayoría del pueblo quiere un proceso pacífico (en Honduras), todos quieren hacer las cosas con tranquilidad”, declaró Insulza a la AFP.

Colombia y Venezuela son garantes del acuerdo firmado por Lobo y Zelaya.

El Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que aglutina a zelayistas, organizó una bienvenida popular para este liberal que dio un giro a la izquierda tras llegar al poder en 2006 y que fue derrocado en un golpe ejecutado por el Ejército con el aval del Congreso y de la Corte Suprema.

Las autoridades no dieron estimaciones de asistencia al mitin de bienvenida, donde decenas de personas se desmayaron debido al calor y numerosos niños se extraviaron de sus padres, observaron periodistas de la AFP.

Zelaya regresó con planes de convertir al FNRP en un partido político para competir en las elecciones de 2013, pero su desafío inicial será mantener unidos a sus aliados, que van desde antiguos liberales a sindicalistas de izquierda.

Si quiere ser candidato, Zelaya debe lograr una reforma constitucional, pues los ex presidentes no pueden postularse. El tema de la reforma fue incluido en el acuerdo firmado con Lobo, aunque no resultará fácil instrumentarlo, pues es necesario convocar a un plebiscito, cuyo procedimiento es complejo.

Si fracasa la reforma, el FNRP pretende levantar como candidata presidencial a la esposa de Zelaya, Xiomara Castro, de 51 años, quien “se ha ganado ese derecho en las calles desde el golpe”, dijo el subcoordinador del FNRP, Juan Barahona, a la AFP.

Lobo gestionó su regreso, para lo cual convenció a la justicia de que cerrara los juicios contra Zelaya, porque su retorno era esencial para que Honduras sea readmitida en la OEA.

Durante su gobierno Zelaya adoptó un discurso socialista y vinculó a Honduras al ALBA del presidente venezolano Hugo Chávez, lo que despertó los recelos de la clase dirigente y condujo a su caída. A estos grupos ahora intentará ganarles la partida.

Zelaya fue derrocado el día en que haría una consulta nacional para avalar un referéndum dirigido a cambiar la Constitución. Sus enemigos dijeron que buscaba permitir la reelección y la consulta fue declarada inconstitucional por el Congreso y la Corte Suprema, que contaron con apoyo del Ejército para detenerlo y expulsarlo a Costa Rica.

Hizo dos intentos fallidos de regresar a Honduras, hasta que volvió subrepticiamente y se refugió el 21 de septiembre de 2009 en la embajada brasileña. Allí permaneció hasta que se exilió el 27 de enero de 2010, día en que culminó su mandato constitucional y asumió Lobo.