El ex presidente hondureño Manuel Zelaya puso fin la noche de este viernes a 16 meses de exilio en la República Dominicana al partir en un vuelo con rumbo a Nicaragua, desde donde regresará el sábado a Tegucigalpa a casi dos años de haber sido derrocado por un golpe de Estado.

“El presidente Zelaya partió del Aeropuerto Internacional de Las Américas en Santo Domingo, junto a toda su familia, fueron 11 personas”, incluyendo dos tripulantes y el funcionario de la cancillería dominicana, Miguel Mejía, dijo a la AFP el subdirector del Departamento Aeroportuario dominicano, Carlos Cota.

“En principio iban a hacer la ruta Panamá-Nicaragua, pero ahora, por la carta de ruta que tengo, veo que la variaron para volar Santo Domingo-Managua para pernoctar en Nicaragua”, agregó en una conversación telefónica.

Según el responsable, Zelaya partió en un avión privado de matrícula venezolana a las 20.30 horas locales, 19.30 horas en Chile.

Más temprano, el ex presidente hondureño visitó al mandatario dominicano Leonel Fernández en la sede de gobierno para agradecer “la acción tan valiente” de acogerlo en su país desde enero de 2010, cuando salió al exilio.

“Mi esposa, mi familia y yo queremos expresar nuestro agradecimiento por todo el afecto, todo el amor y el apoyo que hemos recibido durante estos meses”, declaró Zelaya.

“En República Dominicana nos hemos sentido honrados por su presencia, aunque en circunstancias no deseables, que usted y su familia vinieron aquí en circunstancias prácticamente trágicas a partir del rompimiento de un proceso democrático”, declaró por su parte Fernández.

Zelaya, un político liberal de 58 años que dio un giro a la izquierda durante su gobierno iniciado en enero de 2006, fue depuesto por un golpe de Estado el 28 de junio de 2009 y expulsado del país, cuando intentaba realizar una consulta -declarada ilegal por la Justicia y el Congreso- con el fin último de cambiar la Constitución para poder ser reelecto.

El golpe generó repulsa en la región y la suspensión de Honduras de la OEA.

Después de permanecer cuatro meses refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, el ex presidente hondureño llegó a Dominicana el 27 de enero de 2010, el mismo día que Porfirio Lobo asumió la presidencia tras ganar las elecciones efectuadas bajo el gobierno golpista.

La salida de Zelaya de Honduras fue negociada por el propio Fernández, que llegó a un acuerdo con Lobo para que su recién asumido gobierno entregara un salvoconducto al derrocado mandatario.

Zelaya se asiló en la República Dominicana y se negó a volver a su país mientras la justicia mantuviera abiertos unos juicios en su contra por supuesta corrupción. Lobo consiguió que fueran cerrados, pues su retorno era la condición para reinsertar a Honduras en la comunidad internacional.

El retorno de Zelaya a Honduras permitirá la reincorporación de la nación centroamericana a la Organización de Estados Americanos (OEA), que en principio debe ser aprobado por una asamblea de cancilleres el próximo miércoles.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, asistirá al retorno de Zelaya a Tegucigalpa este sábado. También lo harán los cancilleres de Venezuela y Colombia, Nicolás Maduro y María Angela Holguín, cuyos países gestionaron el acuerdo de reconciliación para Honduras.

Pero el regreso de Zelaya no será sólo un triunfo político para el gobierno de Lobo y para Honduras, sino también una apuesta del propio ex presidente: su retorno devuelve la esperanza a miles de sus seguidores del Frente Nacional de Resistencia Popular, creado tras el golpe y ahora coordinado por Zelaya, para buscar el poder en las elecciones de 2013.

“Como animal político, haré una lucha política pacífica y democrática”, anunció este viernes antes de abandonar el exilio.