El triunfo por 2-1 sobre Peñarol no le bastó a Universidad Católica para avanzar a las semifinales de Copa Libertadores de América, puesto que los uruguayos hicieron valer el 2-0 de la ida en Montevideo, con el gol de Fabián Estoyanoff en el minuto 84, tras una grosera falla defensiva de Católica y la malísima salida de Paulo Garcés.

Un mazazo brutal, que hizo inútiles los goles de Fernando Meneses a los 17′ y Roberto Gutiérrez en 70′, dejaron fuera del máximo torneo continental de clubes al once cruzado.

El juego comenzó con Peñarol presionando sobre la defensiva local, que se mostró errático al intentar hacer el juego, tomándole casi 10 minutos el urdir ataques sobre la portería de Sosa, siendo Lucas Pratto el principal factor de riesgo, con remates que traían riesgo sobre la valla visitante.

Con la fórmula clásica de los franjeados llegó la apertura de la cuenta: centro cruzado que recoge Pratto, quien aguanta de manera notable para ceder a Meneses y arremeter al gol. 1-0 y mucho partido por delante.

Lo que vino tras la primera cifrafue un amplio dominio del local, pero sin tener claridad en el último cuarto de cancha, por lo que la tenencia no se reflejó en el marcador.

En la segunda fracción, vino la carga de Peñarol, que aprovechando los espacios cruzados, comenzó a acercarse a la portería de Garcés, que respondía de buena forma al asedio. El ingreso de Roberto Gutiérrez fue el revulsivo que necesitaban los universitarios para llegar al segundo tanto: tomó el balón el atacante, giro rápido y remate bajo para el 2-0 que llevaba el encuentro a los penales.

Último cuarto de cotejo y Católica buscaba el gol que le daba el paso a las semifinales y en la única llegada neta de pelígro se juntaron todas las fallas posibles: balón largo, cruzado, la izquierda defensiva sin cobertura, mala salida de Garcés y Estoyanoff marca el descuento uruguayo que clasificaba al Peñarol a semifinales.

El resto fueron discusiones, intentos de levantar el ánimo del golpeado plantel universitario y dejar correr el reloj, porque no supo conseguir los goles necesarios para avanzar.

Católica se va de la Copa con una sensación agridulce: La de vencer en Argentina y Brasil en la misma versión, sacar adelante partidos complejos sin temor a ser pragmático y defendiendo un esquema a ultranza, pero los errores puntuales de su zaga y la falta de tranquilidad en los momentos claves la dejan mirando el resto del torneo por televisión.