El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, advirtió que la crisis humanitaria se agravaba en Libia mientras la OTAN aseguró haber “destruido seriamente” la máquina de guerra del dirigente Muamar Gadafi.

En una entrevista con la AFP, el miércoles en la tarde en Nueva York, Ban declaró que su emisario especial para Libia, Abdel Ilah Al Jatib, “trabajaba mucho” pero no evocó avances en los esfuerzos desplegados para obtener un alto el fuego inmediato y verificable.

Ban se declaró muy inquieto por Misrata, gran ciudad rebelde a 200 km al este de Trípoli, asediada y bombardeada por las fuerzas leales a Gadafi durante más de dos meses antes de que los rebeldes consiguieran aliviar un poco la situación.

El miércoles, la ONU aumentó de 310 a 407,8 millones de dólares la demanda de fondo para ir en ayuda de los dos millones de personas afectadas por el conflicto en Libia, que ha dejado miles de muertos desde mediados de febrero según el fiscal de la Corte penal internacional (CPI).

La ONU evocó “una baja de las reservas de alimentos, de combustibles y de medicinas” y “una falta de personas en sectores claves como la salud, sin ninguna salida visible para el conflicto que divide al país”.

Por su parte, la de Federación internacional de los derechos humanos (FIDH) había denunciado el miércoles las exacciones cometidas contra los emigrantes africanos del sur del Sahara en el este del país, controlado por la rebelión.

“Pedimos al CNT (Consejo nacional de transición, órgano político de los rebeldes) que ponga rápidamente a disposición de la justicia a los autores de crímenes (homicidios, violaciones) y delitos (robos, extorsión de dinero) cometidos en la zona que ellos controlan”, declaró la ONG.

La organización humanitaria Médicos sin fronteras (MSF) pidió el jueves a Europa que reciba los “boat people” que huyen de Libia.

En una carta publicada por 13 diarios europeos, MSF destacó la desproporción en materia de acogida con los países limítrofes de Libia, Túnez y Egipto sobre todo, que han recibido a la mayoría de los casi 750.000 personas que han huído del país, en su mayoría trabajadores emigrados.

La OTAN, que prosigue sus ataques, esencialmente en la región de Trípoli y de Misrata, dijo haber “destruido seriamente la máquina de guerra” del dirigente libio, según los término de su secretario general, Anders Fogh Rasmussen.

“El régimen de Gadafi está cada día más aislado”, afirmó Rasmussen.”Estoy convencido aue una fuerte presión militar y una presión política reforzada terminarán por provocar la caída del régimen”, agregó.

Desde Bengasi, la “capital” rebelde en el Este, los insurgentes prosiguieron su ofensiva diplomática para tratar que el CNT sea reconocido como único interlocutor legítimo, tal como lo han hecho Francia, Qatar, Italia, Gambia y Reino Unido.

Un portavoz del CNT, Mahmud Chamman, declaró el miércoles que los rebeldes querían participar en la próxima reunión de la Organización de los países exportadores de petróleo (OPEP), prevista para el 8 de junio en Viena.

Numerosas informaciones de prensa dan cuenta de la defección del actual responsable del petróleo en Libia, Chukri Ganem, un cacique del régimen, que viajó a Túnez antes de partir con destino desconocido.

Chamman dijo que Ghanem se encontraba en Viena, pero no confirmó su eventual defección.

Paralelamente, las autoridades tunecinas desmintieron el jueves las informaciones de prensa dando cuenta de la llegada a Túnez de miembros de la familia Gadafi, en particular su esposa y su hija.

Cuatro periodistas extranjeros, dos estadounidenses, un español y un británico, detenidos cuando cubrían el conflicto, fueron liberado el miércoles en Trípoli.