Nueve camiones cargados con uranio permanecían el martes varados en una comisaría del estado brasileño de Bahía (noreste), luego de que manifestantes le impidieran llegar a su destino, la ciudad minera de Caetité, por sospechar que contenían desechos radiactivos.

Cuando la carga se aproximaba a la entrada de la ciudad, unas 3.000 personas trancaron la vía para impedir su paso, obligando a los camiones a dar vuelta e ir a una comisaría de la Policía Militar (PM) de Bahía, a pocos kilómetros de distancia, donde permanecían hasta el martes.

“A Caetité nunca llegó una notificación de la INB (Industria Nuclear Brasileña) sobre la venida de este cargamento”, protestó Eloy Ferreira da Silva, de la ONG Comisao Pastoral da Terra, que organizó la manifestación, en diálogo con la AFP.

“Ciertamente el material era muy similar al que se produce aquí, pero sospechamos, por otro lado, que el cargamento venía con desechos nucleares acumulados en Sao Paulo. Es mejor que regresen por donde vinieron”, añadió.

La estatal INB aclaró que la carga “fue autorizado por la Comisión Nacional de Energía Nuclear y el IBAMA (ente regulador ambiental)”, y que tenía previsto llegar el domingo a Caetité para completar un cargamento de “concentrado de uranio” que sería exportado a Europa.

“Las 90 toneladas de uranio natural seguirían hasta Caetité para ser colocadas en embalajes adecuados para el transporte marítimo. Ese material se iba a juntar con el concentrado producido en la zona y sería enviado a Europa para ser enriquecido”, explicó en un comunicado la INB.

La ONG Greenpeace acompañó esta manifestación que, según uno de sus voceros, Pedro Torres, es “reflejo de la falta de gestión del programa nuclear brasileño”.

“Ahora la carga está expuesta a cielo abierto en el patio de la comisaría, lo que representa un riesgo para la población”, añadió Torres.

Brasil, que posee dos centrales nucleares para producción de energía, prevé construir de cuatro a ocho usinas adicionales de aquí a 2030, a pesar de la oposición de la población.

Según un estudio de la consultoría Ibope publicado la semana pasada, el 57% de los brasileños temen un accidente nuclear y el 54% se opone a la energía atómica.