El fin de semana pasado tuvo lugar en el Teatro del Lago de Frutillar uno de los acontecimientos artísticos de la temporada. Hasta ese magnífico recinto llegó la Orquesta Sinfónica de Bamberg, una de las mejores de Alemania y, sin duda, una de las mejores que ha pasado por Chile en los últimos años.

Bajo la dirección del maestro inglés Jonathan Nott, la orquesta ejecutó dos programas; uno el sábado 7 en la noche, estelar (con obras de Mozart y Bruckner), y otro el domingo 8 al mediodía, con objetivo educacional, con la Sinfonía Eroica de Beethoven.

El sábado, ante un Teatro del Lago colmado de público (buena parte del cual viajó desde Santiago exclusivamente para asistir al evento), la Orquesta de Bamberg debutó en Chile con el Concierto número 23 para piano y orquesta de W. A. Mozart, obra de plena construcción clásica.

Con 40 músicos sobre el escenario más el solista alemán Till Fellner (quien viene de grabar conciertos de Beethoven con batuta de Kent Nagano), la agrupación bávara ofreció una interpretación ejemplar. Pocas veces se ha escuchado a Mozart en nuestro país de manera tan diáfana y con un trabajo tan logrado en las maderas y bronces. Sobre esta pureza orquestal, Fellner entregó una lectura sensacional al piano, ligera e intensa cuando correspondía, al punto de hacer sentir al público que por momentos sus dedos apenas rozaban las teclas para producir un sonido excepcional, que la perfecta acústica del teatro dejó percibir hasta en los mínimos detalles.

Luego, con una batería de 85 músicos, la Orquesta de Bamberg emprendió la ejecución de la vigorosa Cuarta Sinfonía de Anton Bruckner (1824-1896). Esta es una obra energética y rica en aspectos de orquestación, a la cual el director Nott le sacó todo el partido imaginable. En su estructura de cuatro movimientos, la sinfonía pone el énfasis en las cuerdas en el segundo y en el tercero a los bronces, mientras en la obra completa siempre sorprende con un gran trabajo del tema musical, soluciones que escapan al lugar común y elaboraciones en crescendo que suelen ir desde un instrumento a la orquesta entera. En todo ello, la Sinfónica de Bamberg demostró una pericia soberbia, que la audiencia premió con una larga ovación. La orquesta agradeció con el preludio de la ópera “Lohengrin”, de Wagner, exultante de afinación y solemnidad.

El domingo, ante un público principalmente infantil, la Sinfónica de Bamberg interpretó la “Eróica” de Beethoven en un formato didáctico, que contó con la animación del director ejecutivo del Teatro del Lago, Ulrich Bader-Schiess. Con comentarios entre los movimientos de esta obra inmortal, la orquesta alemana culminó su breve y memorable paso por Chile con total calidad, y la presencia de los niños de la zona, atentos siempre a la música, otorgó una nueva cuota de emoción a la magnífica jornada.