Universidad Católica sufrió un importante revés en sus aspiraciones de avanzar a las semifinales de Copa Libertadores de América al caer por 2-0 ante Peñarol en el cotejo disputado esta noche en Montevideo.

Durante los pasajes iniciales del encuentro, el equipo de Juan Antonio Pizzi se mostró nervioso y con algunas complicaciones para hacerse del balón y desarrollar su juego, ya que Peñarol salió a presionar al conjunto nacional, como por el mal estado del terreno del Estadio Centenario.

Una vez que la oncena cruzada tomó el control del partido, pudo desarrollar su fútbol y tuvo la gran opción para abrir la cuenta: Marcelo Cañete combinó de gran forma con Lucas Pratto, pero el disparo del volante se fue apenas desviado.

Peñarol, guiado por el argentino Alejandro Martinuccio y con la enorme faena de Guillermo Rodríguez, equiparaba lo que realizaba la visita y llegaba sobre la portería franjeada, que tenía en Paulo Garcés un buen guardián hasta el minuto 36: Urretaviscaya se cansó de amagar por la izquierda, centró al área, salió el golero, que chocó con Hans Martínez, dejó suelto el balón y Juan Manuel Olivera tomó ventaja del rebote para abrir el marcador para los locales.

Católica salió en la segunda fracción a buscar el empate, pero no tuvo la claridad para marcar pese a tener buenas opciones con Juan Eduardo Eluchans rematando desde fuera del área y Lucas Pratto a boca de jarro disparando sobre valla uruguaya, siendo despejado su tiro por Darío Rodríguez cuando ya se gritaba el empate universitario.

En la valla de enfrente, Garcés sacaba al menos tres oportunidades de gol para el cuadro aurinegro (remates de Martinuccio, Aguiar y Alonso), esfuerzo que fue tirado por la borda por el propio arquero al intentar controlar un largo envío y dejarle el rebote servido al argentino Martinuccio para que cierre el tanteador en el minuto 93 de juego, cuando las huestes cruzadas todavía reclamaban un posible penal sobre Lucas Pratto.

Un 2-0 que complica las aspiraciones universitarias, ya que deben marcar tres goles de diferencia para comenzar a soñar con las semifinales del máximo trofeo continental de clubes. El juego estuvo, pero no la contundencia de partidos anteriores, aquella que en Santiago puede ser clave.