Los 188 cadáveres desenterrados en el último mes en la ciudad mexicana de Durango (norte) serían víctimas del crimen organizado y entre ellos habría secuestrados y policías, dijo el miércoles el gobierno estatal.

Los investigadores sospechan que la mayoría de las víctimas eran miembros de grupos del crimen organizado asesinados en ajustes de cuentas pero también habría secuestrados por los que no se pagó rescate o personas por las que sí se pagó, pero que no fueron devueltas, dijo el gobernador del estado de Durango, Jorge Herrera, a la radio mexicana MVS.

También existe la posibilidad de que en las fosas clandestinas se encuentren “policías que han sido ejecutados y no sabemos de ellos” pero difícilmente habrían inmigrantes extranjeros ya que Durango no está en las rutas de paso para ellos hacia Estados Unidos, añadió.

Las autoridades de Durango han identificado sólo a una persona mexicana de los 188 cadáveres.

Hasta ahora las autoridades únicamente habían apuntado la posibilidad de que las víctimas hayan sido asesinadas por el crimen organizado.

El Ejército mexicano, a cargo de las excavaciones, localizó en las últimas horas ocho cuerpos más en Durango, informó este miércoles en un comunicado la Fiscalía General del Estado.

Con estos hallazgos suman 188 los cadáveres desenterrados desde el 11 de abril en cinco fosas localizadas en distintos puntos de la ciudad de Durango, capital estatal, con unos 580.000 habitantes. Del total de cuerpos hallados, al menos 12 corresponden a mujeres.

Los trabajos forenses indican que todos fueron asesinados en un periodo comprendido entre los últimos cuatro años e inicios de 2011.

Las excavaciones continúan y “muy probablemente” se encontrarán más cuerpos, señaló este miércoles a la televisora Milenio Juan Rosales, subsecretario de Seguridad Pública del estado de Durango y vocero del gobierno estatal para estos crímenes.

La cifra de cuerpos encontrados en Durango ya supera a los 183 también desenterrados desde abril en una cuarentena de fosas clandestinas en el pueblo de San Fernando (Tamaulipas, noreste), que corresponderían a emigrantes que iban a Estados Unidos cuando fueron secuestrados en autobuses por el cártel Los Zetas.

Hasta el momento las autoridades no han relacionado los dos hallazgos.

El norte de México es la zona más afectada del país por la ola de violencia atribuida a los cárteles de la droga que ha dejado más de 37.000 asesinatos desde finales de 2006, según recuentos oficiales y de prensa.