El presidente estadounidense Barack Obama intenta movilizar de nuevo al electorado hispano con un discurso este martes en favor de una reforma migratoria, aunque altas fuentes de su gobierno reconocen que no hay propuestas diferentes para desbloquear el tema en el Congreso.

Obama pronunciará su discurso a las 13H30 locales (19H30 GMT) en la ciudad de El Paso (sur de EEUU), justo al otro lado de la violenta urbe mexicana Ciudad Juárez, lugar simbólico en el delicado debate sobre la seguridad en la frontera.

El 68% de los hispanos se considera satisfecho por el desempeño en general de Obama, según un sondeo divulgado esta semana por CNN.

Pero el mismo porcentaje de estadounidenses (68%) considera que es más importante controlar la frontera sur que una reforma migratoria que implique abrir las puertas a la legalización a cerca de 10,8 millones de indocumentados, según un sondeo de Rasmussen publicado en febrero.

Obama y su secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, recuerdan una y otra vez que la frontera nunca ha estado más vigilada en la historia, con 20.000 agentes de la Patrulla Fronteriza, 1.200 soldados de la Guardia Nacional y aviones no tripulados de vigilancia.

Ese operativo sin precedentes, además de polémicas redadas de trabajadores indocumentados en empresas en todo el país en los últimos dos años, han llevado un número récord de deportaciones, más de 800.000 en los últimos dos años.

Los intentos de cruce de inmigrantes ilegales han disminuido en un tercio en ese mismo periodo, y los decomisos de droga han aumentando, dijo Napolitano recientemente en una audiencia ante el Congreso.

Pero la opinión pública se muestra indiferente ante esos logros en medio de una situación económica frágil y con 9% de desempleo.

La mayoría republicana en la Cámara de Representantes se muestra por su lado abiertamente hostil a la idea de una reforma migratoria.

Un intento parcial de legalización que beneficiaría a miles de estudiantes que llegaron cuando eran menores de forma ilegal a Estados Unidos fue derrotada cuando los demócratas tenían la mayoría en ambas cámaras del Congreso, en diciembre pasado.

“Sabemos dónde están los obstáculos, y lo que el presidente está intentando hacer es crear una sensación de urgencia en el país, un llamado a la acción”, dijo una alta fuente de la Casa Blanca el lunes por la noche, en una conferencia telefónica con periodistas.

El discurso del presidente no contendrá nuevas propuestas ni calendarios, reconoció esa fuente bajo el anonimato.

Obama se ha reunido con líderes y estrellas de la comunidad hispana en las últimas semanas para pedirles que ayuden a cambiar la imagen de la reforma migratoria en el país.

Pero algunos de esos líderes le reprocharon al presidente el aumento de deportaciones.

“Aplicamos la ley porque es nuestra responsabilidad”, explicó la alta fuente gubernamental a los periodistas.

Obama quiere aumentar en todo el país el número de reuniones públicas sobre la reforma migratoria con altos cargos de su gobierno, un estilo de movilización que recuerda su campaña electoral victoriosa de 2008.

Sin embargo a nivel estatal la situación aparece complicada. Arizona aprobó hace menos de un año una dura ley contra la inmigración ilegal que está siendo contestada por el gobierno federal ante los tribunales, pero el ejemplo cundió y 11 estados están debatiendo medidas similares.