Los agentes de inteligencia que hurgan en computadoras y discos duros incautados donde murió Osama Bin Laden probablemente encontrarán un tesoro sobre posibles nuevos ataques, ubicación de jefes de Al Qaida y fuentes de financiamiento, estiman responsables estadounidenses.

El comando estadounidense que acababa de eliminar al hombre más buscado del mundo en su residencia de una ciudad de Pakistán no olvidó llevarse todos aquellos equipos que pudieran contenter informaciones valiosas.

La cantidad es “impresionante”, reconoció el director de la CIA, Leon Panetta: una decena de computadoras y discos duros, y alrededor de 100 CDs, DVDs y llaves USB, confirmó a la AFP un responsable estadounidense que pidió anonimato.

La CIA constituyó rápidamente un grupo de trabajo con miembros de las agencias gubernamentales y la Justicia para “hacer hablar” a estas computadoras y rastrear los miles de documentos que podrían contener.

“Estaría muy sorprendido si no topamos con una mina de oro”, explicó McLaughlin, ex número 2 de la CIA.

McLaughlin puso como ejemplo la computadora de Ahmed Ghailani, uno de los autores de los atentados contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998, que permitió prevenir un atentado contras las instituciones financieras en Nueva York.

“Seguramente encontraremos elementos sobre objetivos potenciales, sobre la financiación, podremos enterarnos de aspectos sobre las relaciones que tenía o no con Pakistán, enterarnos de aspectos sobre sus principales apoyos”, detalló en la CNN.

Se trata sobre todo de “detectar las amenazas que están en marcha” y de “alcanzar otros objetivos en el seno de Al Qaida”, como el número 2 de la red, Ayman al-Zawahiri, explica por su parte Michael Leiter, director del Centro Nacional Antiterrorista estadounidense.

El secretario de Justicia estadounidense, Eric Holder, dijo en el Senado que “probablemente” saldrán nuevos nombres que se añadirán a la lista negra antiterrorista de Estados Unidos.

Para James Lewis, ex militar especializado en inteligencia, los servicios “intentarán extirpar todo lo que puedan” de esos documentos.

Según este miembro del Centro para los estudios internacionales y estratégicos (CSIS), algunos elementos se podrán analizar rápidamente, pero otros necesitarán un análisis más detallado para que sean útiles.

Sin internet ni teléfono en su residencia, Bin Laden, consciente de los riesgos de intercepción por parte de los estadounidenses, parecía recurrir a emisarios. Uno de ellos fue abatido junto a él.

“Lo hacía desde hace 10 años. Los CD permitían evitar las redes informáticas”, explica Lewis, quien afirma que es “muy probable” que una parte de los datos esté encriptada.