Los chimpancés tienen una “conciencia de sí mismos” y, como los seres humanos, esa conciencia está ligada a su facultad de anticipar los efectos de sus propias acciones sobre su entorno, indica una investigación cuyos resultados publica el martes la revista británica Proceedings of the Royal Society.

Como prueba, los científicos muestran que tres hembras chimpancés colocadas delante de dos cursores totalmente idénticos son capaces de identificar en la pantalla de una computadora cuál de los dos controlan con su ratón.

Muchos científicos habían señalado ya la capacidad de ciertos animales, en particular los grandes simios, de reconocerse en un espejo. La prueba más utilizada es pintarles una marca en el cuerpo que no pueden ver sin mirarse en un espejo y comprobar si tratan de borrarla o no.

El test del espejo probaba las capacidades cognitivas de los monos, pero la controversia persistía sobre los mecanismos que les permiten identificarse, dada la imposibilidad de compararlos con los de los humanos.

En los humanos, la “agentividad”, o capacidad de reconocerse como un agente independiente que tiene un efecto sobre el entorno exterior, procede sobre todo de la facultad de relacionar el resultado esperado de una acción con el resultado efectivamente producido.

Por ejemplo, en un juego de vídeo en el que participan varios jugadores, esa facultad permite a cada jugador determinar rápidamente qué personaje controla él entre los que se mueven en la pantalla.

Esto supone una capacidad de predecir los efectos de sus propias acciones, de comparar los efectos de las propias acciones con los resultados obtenidos y de deducir “soy yo quien controla eso”, señalan los autores de la investigación.

Los chimpancés sometidos a la prueba del espejo logran reconocerse y borrar la marca de pintura incluso si su imagen es deformada por espejos cóncavos o convexos, lo que sugiere ya que esa conciencia de sí mismo remite más al análisis de sus acciones que a la de su reflejo.

Pero algunos científicos consideran que eso no prueba que los monos tengan una “conciencia de sí”, dado que algunos simios podrían simplemente haber aprendido a asociar una determinada acción con un resultado específico.

Para disipar las dudas, dos especialistas japoneses de los primates, Takaaki Kaneko y Masaki Tomonaga, de la Universidad de Tokio, trataron de saber si los chimpancés logran diferenciar las acciones originadas por ellos y los acontecimientos idénticos pero que escapan totalmente a su control.

Así, tres hembras fueron entrenadas para que pudieran desplazar un cursor en una pantalla con un ratón. Una vez familiarizadas con el manejo de esa herramienta, se les presentaron en la pantalla dos cursores de tamaño forma y color idénticos: uno controlado por el ratón, el otro una simple grabación del cursor desplazado por la misma mona los días precedentes.

Es decir que el único medio de que el chimpancé pudiera identificar el cursor que él controlaba era confrontar su acción con el resultado percibido en la pantalla.

Según los científicos japoneses, los tests son concluyentes y demuestran que los chimpancés analizan los efectos de sus acciones sobre el mundo exterior. Pruebas complementarias indican incluso que integran una dimensión a la vez espacial y temporal en ese análisis.

“Los resultados sugieren que los chimpancés y los humanos comparten los mismos procesos cognitivos fundamentales” que fundan su conciencia de sí, concluyen los científicos.