Tanja Nijmeijer, holandesa que milita en las FARC admitió haber participado en un atentado con explosivos a unos comerciantes de Bogotá que rehusaron pagar una extorsión a esa guerrilla colombiana, admitió en un libro, cuyos apartes divulgó este domingo la prensa.

Según el libro ‘La vida no es fácil, papi’, del periodista colombiano Jorge Botero -cuyos apartes reveló la revista Semana en su edición que comenzó a circular la noche del domingo- la holandesa “participó en un atentado explosivo contra una marca de ropa deportiva cuyos dueños se resistieron a colaborar”.

“Díganle a Tirofijo -fallecido líder histórico de las FARC y fundador de esa guerrilla- que si quiere plata que trabaje como lo hemos hecho nosotros durante más de 20 años”, habría dicho el dueño de la empresa por teléfono al negarse a pagar la extorsión.

“¡Imagínese! Ante esa reacción tocaba escarmentar a esos manes, ya no solamente por la plata. Así que decidimos golpearlos”, aseguró la holandesa al periodista Botero. Según su relato, Nijmeijer fue la encargada de colocar los explosivos frente a la fábrica. En ese hecho, ocurrido el 7 de abril de 2003, murió un menor de edad y otras 16 personas resultaron heridas.

En el libro, la joven holandesa asegura que “la vida guerrillera es muy rica” y cuenta cómo se enamoró de un rebelde, sobrino del temido jefe militar de las FARC Jorge Briceño, ‘Mono Jojoy’, abatido recientemente por el Ejército.

Se supo de la existencia de Mijmeijer en las FARC en septiembre de 2007, unas semanas después de un ataque al campamento donde se encontraba, porque en su apresurada fuga olvidó un diario escrito en holandés, de su puño y letra.

El diario colombiano El Tiempo contó entonces la militancia de esta bella joven de largo cabello castaño y silueta esbelta, y el entonces ministro de la Defensa Juan Manuel Santos -hoy presidente de Colombia- usó sus escritos en los que confesaba desilusión sobre la guerrilla, como prueba de lo absurdo de su lucha.

Tanja Nijmeijer, hija de Hannie y Hans, una pareja católica holandesa que tiene otras dos hijas, realizó varios viajes a Colombia antes de unirse a las FARC en el marco de sus estudios de filología hispánica, y vivió primero en Pereira (360 km al oeste de Bogotá), dictando clases de inglés.