La reunión de Londres sobre Libia comenzó este martes en Londres con promesas de continuar las acciones militares hasta que el líder Muamar Gadafi cese sus “ataques criminales”, y de “ayudar” al pueblo libio a “planear” su futuro después del conflicto.

“Hoy marca un nuevo inicio para Libia, un futuro en el que el pueblo de Libia pueda determinar su propio destino, libre de violencia y de opresión. Pero el pueblo libio no puede alcanzar ese futuro sólo”, proclamó el primer ministro británico, David Cameron, al inaugurar formalmente la reunión ante representantes de 40 países y organizaciones internacionales.

Cameron recordó que en ese mismo momento la población de Misrata continuaba “sufriendo ataques criminales por parte del régimen”, que incumple de manera “flagrante” la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU.

“Los libios nos necesitan en tres puntos”, agregó enumerando los propósitos de la conferencia, incluido “reafirmar” el compromiso con la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU para “proteger al pueblo de Libia de la brutalidad asesina del régimen de Gadafi”.

Los otros dos objetivos son “acelerar en envío de ayuda humanitaria” y “ayudar a la población libia a definir su futuro”.

Para todo ello propuso que la conferencia establezca oficialmente “un grupo de contacto que dirija los esfuerzos políticos de manera duradera para respaldar al pueblo libio”, especialmente después de que la OTAN asumiera el mando militar de la operación.

La resolución 1973 permitió el inicio el 19 de marzo de la intervención militar liderada por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña en Libia para proteger a la población civil de la sangrienta represión de la revuelta iniciada alrededor de un mes antes contra el régimen de Gadafi.

Antes del comienzo de la reunión, Gadafi exhortó a los participantes, entre los que figuran delegaciones de siete naciones árabes, a detener la “ofensiva bárbara” contra su país, que equiparó a las campañas de Hitler en Europa.

Sin embargo, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, advirtió que los bombardeos aliados continuarán hasta que Gadafi “cumpla plenamente” con la resolución de la ONU y, en particular, “cese sus ataques contra los civiles”.

“Tenemos que seguir incrementando la presión sobre el régimen de Gadafi (…) Esto significa que se necesita un frente unido para decir a Gadafi que debe irse”, agregó la jefa de la diplomacia estadounidense en su intervención.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también destacó la necesidad de una “muy estrecha colaboración” de la comunidad internacional, citando entre otros a la Liga Arabe, representada en la reunión por un embajador, y la Unión Africana que, contrariamente a lo anunciado inicialmente por los anfitriones, brilló por su ausencia en Londres.

“La transición hacia un gobierno y una sociedad democrática requerirá tiempo y el apoyo de todos nosotros. Las Naciones Unidas están preparadas y dispuestas a ayudar al pueblo de Libia en esta transición”, dijo.

El ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, invitó a Londres a una delegación del Consejo Nacional de Transición (CNT), la autoridad provisional que representa a los rebeldes que luchan contra Gadafi, pero ésta no participa en la conferencia propiamente dicha.

Su responsable de Relaciones Exteriores, Mahmud Jibril, mantuvo sin embargo reuniones con los jefes de la diplomacia de Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido.

Hague calificó después de la reunión al CNT de “interlocutor político importante y legítimo”, y afirmó que su país estaba comprometido a “fortalecer los contactos con un amplio abanico de miembros de la oposición”.

En previsión de la reunión, el CNT estableció su visión de un Estado “moderno” y “unido”, y prometió trabajar con miras a unas elecciones libres.

“Hemos aprendido de las luchas del pasado durante los oscuros días de la dictadura que no hay alternativa a construir una sociedad libre y democrática”, declaró el CNT a través de un comunicado.