La lentitud y los retrasos en las obras de Brasil para el Mundial de 2014 y la Copa Confederaciones de 2013, provocaron airadas críticas de la FIFA y una rápida respuesta de las autoridades locales que siguen sosteniendo que realizarán un gran evento.

El puntapié inicial lo dio el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, cuando el lunes sacó su artillería pesada y señaló que Rio de Janeiro y Sao Paulo podrían no estar preparadas para recibir la Copa de las Confederaciones, y reclamó una pronta reacción de los organizadores
locales.

“Los estadios del Mundial no están preparados (…) Lo que tienen que hacer en Brasil es poner un poco más de velocidad en la organización”, afirmó.

Blatter señaló también que si se compara el estado de las obras en Sudáfrica y en Brasil tres años antes del Mundial de fútbol, “Brasil está detrás de Sudáfrica. No debería decirse pero es un hecho”.

Estas declaraciones cayeron mal en Brasil, donde los diarios locales incluyeron la información en portada.

El presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ricardo Teixeira, salió este martes al cruce de los dichos de Blatter y defendió en un comunicado el ritmo de las obras de remodelación del estadio Maracaná en Rio de Janeiro y el cronograma para el inicio de la construcción del escenario deportivo en Sao Paulo.

Teixeira destacó que las autoridades del estado de Rio ofrecieron “garantía de que las obras, que nunca fueron interrumpidas, seguirán en el plazo” previsto, al subrayar: “En ningún momento fue anunciado que el (estadio) Maracaná no sería entregado dentro del plazo”.

Sobre el estadio en Sao Paulo, proyecto del club Corinthians que todavía permanece en el papel ante una demora en conseguir inversores privados, “tenemos la garantía por parte de los involucrados que también será entregado en el plazo previsto”, afirmó Teixeira.

De su lado, el presidente del ‘Timao’, Andrés Sanchez, había señalado el lunes que las obras para el nuevo estadio, que albergará la ceremonia de apertura del Mundial, deben comenzar a más tardar en mayo y costarán más de 650 millones de reales (unos 390 millones de dólares).

Teixeira también aprovechó para invitar al presidente de la FIFA a observar el estado de los trabajos “y ver de cerca el progreso que él mismo elogió tras una reunión del consejo FIFA/COL” (Comité Organizador Local) realizada a principios de mes.

Prácticamente todas las obras de las 12 subsedes, que debían comenzar en mayo de 2010, tuvieron retrasos en el cronograma que establece que los escenarios deben quedar prontos antes del 31 de diciembre de 2012.

El ministro de Deportes brasileño, Orlando Silva, había respondido el lunes a los dichos de Blatter señalando que, salvo las construcciones en Natal y Sao Paulo -ambas todavía en planos-, las otras diez ciudades sede continúan con sus obras “a todo vapor”.

Una vez que Blatter visite el país “quedará seguro de que Brasil realizará un gran Mundial”, agregó.

No obstante, Silva sí reconoció su preocupación sobre la marcha de los trabajos en el sector de transporte especialmente de los aeropuertos, que se encuentran al borde del colapso operacional. “El 70% de los proyectos de movilidad necesitan comenzar en 2011″, afirmó.

Las críticas de Blatter se suman a la de otros reputados nombres del fútbol mundial, como Pelé y el ex titular de la FIFA Joao Havelange.

“Creo que Brasil está corriendo un gran riesgo de pasar vergüenza en la forma de administrar la Copa del Mundo, principalmente en (los sectores de) comunicación y aeropuertos”, dijo Pelé en febrero.

Havelange declaró a la prensa local también en febrero que las obras van demasiado lentas para el Mundial.

“El gobierno tiene que hacer (el esfuerzo). Estamos en 2011 y la Copa es en 2014. Sé que actualmente la parte técnica de una construcción es muy valiosa y rápida. Pero hay un límite”, resumió.

Brasil organizará en 2014 su segundo Mundial tras el de 1950 que perdió en el partido final ante Uruguay.