La OTAN halló el jueves un acuerdo de principio para asumir rápidamente el mando militar de las operaciones en Libia ejecutadas por la coalición liderada por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, tras días de negociaciones que siguen no obstante abiertas.

“Los países de la OTAN acordaron lanzar” el proceso par poder asumir el mando militar el próximo “lunes o martes”, indicaron fuentes diplomáticas en Bruselas, sede del cuartel general de la Alianza Atlántica.

Minutos antes, el ministro turco de Relaciones Exteriores, Ahmet Davutoglu, anunció que la Alianza se ocuparía de esa tarea, tras haber mantenido una teleconferencia con sus pares de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.

La coalición “abandonará su misión cuanto antes y confiará la operación en su conjunto a la OTAN, con un sistema de mando único”, afirmó el canciller turco, citado por la agencia Anatolia.

No obstante, fuentes diplomáticas precisaron que no todos los detalles habían sido resueltos entre los aliados, reunidos el jueves por la noche a nivel de embajadores en el cuartel general de la Alianza.

Ankara se opone al funcionamiento de la zona de exclusión aérea en Libia que están definiendo sus socios para hacer frente a la aviación del líder Muamar Gadafi e insiste en que se excluyan los bombardeos contra objetivos terrestres, según las fuentes.

Turquía, único país de mayoría musulmana miembro de la OTAN, se ha mostrado hasta ahora muy contrario a cualquier decisión que confiera un peso de envergadura a la Alianza en la intervención que arrancó el sábado en Libia de manos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.

Desde hace varios días, los aliados negocian intensamente cuál debe ser su papel.

Gran Bretaña, Italia, Canadá, Dinamarca o Noruega figuran entre los países que reclamaron abiertamente una rápida transferencia del mando a la OTAN, incrementando su presión sobre los países más reticentes.

Estados Unidos también abogó por dejar las riendas de la coalición lo antes posible, confiando en que se alcanzara un acuerdo “muy pronto” en el seno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Francia, en cambio, teme que un rol demasiado importante de la Alianza provoque el rechazo del mundo árabe y por ello reclama que el mando político de la intervención recaiga en un grupo de países occidentales, árabes y africanos.

Una reunión de ese grupo está prevista el martes en Londres, convocada por los gobiernos británico y francés.

Según fuentes diplomáticas, las divergencias remanentes en el seno de la OTAN podrían resolverse creando dos grupos en su seno: uno que participaría en acciones ofensivas contra Gadafi y otro que se quedaría al margen.

Entre estos últimos, figuraría Alemania, completamente opuesta a la intervención en Libia.

Por ahora la OTAN se ocupa de vigilar desde el Mediterráneo el embargo de armas decidido por la ONU contra el régimen libio, en una operación en la que Turquía aceptó participar, así como otros países como España y Gran Bretaña.

El conflicto libio también era debatido paralelamente en una cumbre de los líderes de la Unión Europea (UE) el jueves en Bruselas.

Además de la campaña militar, las potencias europeas están divididas sobre cómo actuar ante una posible llegada masiva al continente de inmigrantes huidos de Libia y de otros países escenario de rebeliones en el norte de África.

Unos 800.000 trabajadores extranjeros permanecen en Libia, según la Organización Internacional de Migración, aunque no existe por ahora una estimación de cuántos de ellos quieren dejar el país sacudido por la guerra entre Gadafi y los rebeldes.