El presidente yemení, Alí Abdalá Saleh, enfrentado a una ola de renuncias de militares, diplomáticos y miembros de la administración, advirtió este martes que “cualquier intento de tomar el poder con un golpe de Estado llevaría a una guerra civil”.

El lunes en la tarde, un primer enfrentamiento entre soldados de las fuerzas regulares y hombres de la guardia presidencial leal al presidente yemení dejó dos muertos, uno en cada bando, en Mukala, al sureste del país, según testigos y fuentes médicas.

En la capital, Saná, militares y funcionarios seguían llegando al lugar donde están concentrados los manifestantes, en la Plaza de la Universidad, para anunciar su adhesión a la “revuelta de los jóvenes”.

Y se registraron nuevas deserciones en las filas de la diplomacia yemení con las de los embajadores en Pakistán, Qatar, Oman y España, además del cónsul en Dubái, según los medios.

La revuelta iniciada a fines de enero para reclamar la dimisión del presidente y mejoras en las condiciones de vida, adquirió fuerza después de la muerte el 18 de marzo de 52 personas en un ataque contra los manifestantes en Saná atribuido a partidarios del régimen.

Saleh, de 69 años, de los cuales 32 en el poder, advirtió que cualquier complot para precipitar su partida llevaría a Yemen, un país pobre de 24 millones de habitantes, a la guerra civil.

“Toda tentativa para tomar el poder por un golpe de Estado conduciría a la guerra civil”, declaró a la televisión ante jefes militares, considerando que las divisiones en el seno del ejército eran “nefastas” para el país.

Los protestatarios recibieron el lunes el apoyo de mandos del ejército, entre ellos el general Ali Mohsen Al Ahmar, responsable de la zona noreste, que comprende la capital.

Blindados de unidades fieles al general Ahmar fueron desplegados en torno al Banco Central, la sede del Congreso Popular General (CPG partido presidencial) y otras instalaciones vitales de Saná.

Pero tanques de la guardia presidencial, dirigida por el hijo del presidente, Ahmed Saleh, y fuerzas especiales, bajo el mando de su sobrina Tarek Saleh, tomaron posición en torno al palacio presidencial.

El general Al Ahmar indicó a la AFP que desea que se ejerzan “presiones sobre el presidente para que acepte un plan de oposición estableciendo una hoja de ruta para una transición pacífica, incluida su partida antes de fines de 2011″.

Según un alto responsable que pidió el anonimato, el presidente Saleh, cuyo mandato expira a fines de 2013, propone una salida a la crisis en el país con “elecciones parlamentarias antes de fines de 2011, seguidas por la elección por los diputados de un presidente a comienzos de 2012″.

El responsable agregó que esta proposición se inscribía “en el marco de la iniciativa del presidente para pasar de un sistema presidencial a un régimen parlamentario en Yemen”.

Pero la mayoría de los manifestantes, que acampan en el centro de Saná, rechazan esta idea y exigen una partida inmediata de Saleh, que hace oídos sordos a todos los llamados en este sentido.

Saleh, que afirma contar con el apoyo de “la gran mayoría” del pueblo, estimó que los “oficiales y los diplomáticos (que desertaron) caen como las hojas secas”.

A los jóvenes que se manifiestan, Saleh les dijo que eran “víctimas de fuerzas políticas que envejecen como los nasseristas, los comunistas y los huthis”, los rebeldes chiitas en el norte del país.

En Adén, principal ciudad del sur, la redacción del cotidiano 14 Octobre, portavoz del régimen, también se unió a la contestación y decidió cesar de publicar el diario.

Los actuales disturbios en Yemen podrían favorecer a Al Qaida, advirtió este martes el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates. “Evidentemente estamos preocupados por la inestabilidad en Yemen”, declaró Gates a los periodistas en el avión que lo llevaba a Moscú, donde por la tarde se reunirá con el presidente ruso Dimitri Medvedev.