Julian Assange, fundador del sitio de denuncias WikiLeaks, aseguró que pese a los ataques que recibe de sectores de derecha en Estados Unidos su organización es “difícil de decapitar”, en declaraciones a la revista colombiana Semana cuyo último número comenzó a circular el lunes.

“La última vez que estuve en prisión seguimos publicando todos los días. Somos difíciles de decapitar. Algunos medios han creado el mito de que soy un superhéroe y que hago todo el trabajo; en los orígenes de la organización, eso era verdad, pero hemos crecido durante los últimos años”, señaló Assange.

En declaraciones desde su casa cerca de Londres, Assange destacó que hoy en día “800 voluntarios y una extraordinaria red de millones de personas” apoyan la organización “de una forma u otra”.

“Nos donan por una sola razón: quieren que sobrevivamos y sigamos publicando. Entonces eso muestra la fuerza del compromiso que tienen con nosotros. No lo hacen para impresionar a sus amigos. Es porque hay mucha gente que hoy necesita y quiere viva la organización”, añadió.

En la entrevista, el ex hacker se declaró víctima de un sector radical de derecha en Estados Unidos.

“Las amenazas de muerte han venido de políticos del ala derecha y de gente que ha sido asociada con los neoconservadores. Son un problema en ascenso porque uno los ve llegando a la Casa Blanca en las próximas elecciones”, enfatizó.

El activista se declaró en contra del “secretismo” de los gobiernos y atribuyó gran parte de “la prosperidad económica” de Estados Unidos al hecho de que abusa de esta práctica.

“Cierto tipo de información solo puede ver la luz si es revelada por nosotros”, observó Assange.

Assange expresó que en su opinión, el periodismo “no es sólo para que los dueños de los medios tengan ganancias (sino que) debe buscar un servicio público”.

“No puedes hacer periodismo por razones morales y luego trabajar en función del dinero. Trabajamos por el derecho que tiene la gente a saber y a publicar”, puntualizó.

La revista colombiana Semana recibió de WikiLeaks una serie de cables con más de 9.000 despachos de las embajadas estadounidenses en Colombia y Venezuela, entre los años 1985 y 2010. Es el segundo medio colombiano en recibirlos junto al capitalino diario El Espectador.