Greenpeace pidió el viernes a Brasil que suspenda sus programas nucleares, con una protesta frente al Palacio presidencial, después de que el gobierno indicara que mantiene la construcción de su tercera planta nuclear Angra III aunque revisará la seguridad de las que están en funcionamiento.

“Teniendo en cuenta las incertidumbres de seguridad de este tipo de energía (surgidas tras el accidente nuclear en Japón) Greenpeace propone la suspensión de la usina de Angra III”, explicó la organización en un comunicado, en el que denuncia que las centrales Angra I y II, en funcionamiento, “no ofrecen un plan de seguridad adecuado en caso de accidente”.

Activistas de la organización ambientalista Greenpeace desplegaron frente a la Presidencia brasileña una foto de un padre con un hijo visiblemente deformado, afectado por las radiaciones del accidente de Chernobyl, en Ucrania, en 1986.

El gobierno brasileño anunció en los últimos años la reapertura del programa nuclear, que prevé la construcción de Angra III, proyectada hace más de 20 años y que espera las últimas licencias, y otras plantas en otras partes del país.

El ministro de Energía, Edison Lobao, afirmó el jueves que las plantas nucleares brasileñas pasarán por pruebas de seguridad. “Vamos a hacer una evaluación, igual que otros países están haciendo”, dijo el ministro en declaraciones reproducidas por la prensa local.

El jerarca afirmó sin embargo que las obas de construcción de Angra III no serán interrumpidas y que el gobierno continuará garantizando la producción de uranio.