En etapa de catastro de damnificados y daños materiales se encuentra la Provincia de Arauco, que se vió afectada por marejadas y el aumento del nivel del agua en la zona. Las pérdidas, en particular de embarcaciones, se concentraron en Caleta Tubul.

Si bien el 27 de febrero es recordado en Arauco como una devastación total, el temor del anuncio de tsunami hacía presagiar un escenario similar para la provincia con mayor cantidad de litoral en la región del Biobío.

En ese sentido las autoridades locales destacaron el órden y tranquilidad con que la población evacuó los sectores inundables y se protegieron en las alturas. Finalmente el susto y los daños fueron considerablemente menores que el 27-F, sin embargo las embarcaciones de los pescadores de Caleta Tubul sintieron la rudeza de la marea.

Flor Waisse, Gobernadora de Arauco manifestó que actualmente se realiza el recuento total de daños y se identifica a los propietarios de las lanchas perdidas para encontrar alternativas de ayuda, reparación y reposición de éstas.

El escenario de Tirúa fue muy disímil, porque pese a que el 27-F el agua incluso se llevó las instalaciones del municipio en la costanera local, esta vez no registró daño alguno, misma situación se vivió afortunadamente en Quidico.

En la caleta de Llico el agua no superó el muro de contención en la bahía, y en Lebu el río subió, pero no generó inundaciones.

En el regreso a sus hogares desde los sectores altos, los habitantes costeros de Arauco cumplieron con el proceso de manera ejemplar, según las autoridades.