Autoridades | Imagen de Fotopresidencia.cl

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A partir de la emergencia internacional, Chile mantuvo su alerta constante por la eventual llegada del tsunami a costas nacionales. Esa información llevó a la toma de distintas decisiones y, sin duda, la más controvertida y llena de contradicciones fue la declaración de existencia de clases que contravino la Región del Bío-Bío y sus zonas costeras.

Desde muy temprano el llamado de la autoridad fue a la calma y en esa línea la Intendenta del Bío-Bío, Jacqueline Van Rysselberghe, a las 6:34 de la mañana reveló que el escenario de clases para los escolares de la zona era normal para esta jornada. Sin embargo, media hora más tarde aseguró que desde Santiago la información de las autoridades indicaba lo contrario.

Pese a esto, el presidente Sebastián Piñera insistía a las 7:20 de la mañana que las clases eran normales para todo el país.

Veinte minutos después, contraviniendo las palabras de Piñera, Van Rysselberghe aseguró que en el Borde Costero del Bío-Bío no habría clases. Lo mismo fue reiterado por la Intendenta a las 8:15 de la mañana.

En contradicción con la Intendenta, el alcalde de Coronel Leonidas Romero expresó que ellos no pidieron resolución alguna a la autoridad sino que recibieron la instrucción desde la Intendencia.

La confusión total llegó media hora después cuando el ministro de Educación, Joaquín Lavín, insistió en que la seriedad del Gobierno llevó a decidir que sí se debía concurrir a los establecimientos educacionales. Sin embargo, aseguró respetar a las comunidades que en el Bío-Bío habían manifestado su angustia.

La definición final, a esas alturas asumida en Santiago, fue que 11 comunas del país -9 de la región- resolvieron no impartir clases para la tranquilidad de las familias; situación aprobada a esa hora por el Gobierno central.

El escenario fue conocido pasadas las 9 de la mañana, cuando los padres y apoderados ya habían optado de mutuo propio qué hacer con los escolares, desconcertados por los entredichos de las autoridades.