El papa Benedicto XVI impugnó la imagen de que Cristo fue “un político revolucionario” en el nuevo libro que sale a la venta el jueves en 7 idiomas y en el que absuelve a los judíos de responsabilidad en la muerte de Cristo.

Portada Libro

Portada Libro

El segundo volumen del libro del Papa sobre la vida de Jesús tiene un profundo contenido teológico y será presentado a la prensa el jueves en el Vaticano.

El libro, que lleva el título “Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección”, de más de 396 páginas en la versión en español, espera ser un éxito editorial como el primer tomo, que en el 2007 se coló entre los más leídos en Francia e Italia, donde vendió más de 50.000 ejemplares.

La segunda parte de la vida de Jesús saldrá a la venta en alemán, italiano, inglés, español, portugués, francés y polaco.

En el prólogo de la obra, Benedicto XVI precisa que “no se trata de un documento de magisterio” (por lo tanto infalible), sino de un “recorrido personal interior en la búsqueda del rostro de Dios”.

Los libros del Papa se han convertido en casos editoriales, y recientemente el Vaticano informó que fueron vendidos casi un millón de ejemplares del libro entrevista al pontífice “Luz del mundo”.

“Deseo presentar ‘la figura y el mensaje de Jesús’ (…) Podría decirse, exagerando un poco, que quería encontrar al Jesús real”, escribió Benedicto XVI.

En el libro, el Papa exonera a los judíos de la muerte de Cristo, lo que suscitó numerosas reacciones positivas, en particular de representantes judíos, tras conocerse la semana pasada algunos capítulos.

El Vaticano dio a conocer con anticipación algunos fragmentos de la obra, en los que rechaza la culpa colectiva de los judíos en la condena de Jesucristo y reconoce que esa interpretación ha tenido “fatales” consecuencias para ese pueblo durante siglos.

El Papa rechaza también la idea de que Jesús fue un “político revolucionario”.

“Ya en la Ilustración se habían producido intentos de interpretar a Jesús como un revolucionario político (…) En los años sesenta se formó el clima espiritual y político en el que una visión como ésta pudo desarrollar una fuerza explosiva”, analiza sin mencionar las repercusiones de la teología de la liberación, firmemente condenada por él cuando era el cardenal Joseph Ratzinger.

“No. La insurrección violenta, el matar a otros en nombre de Dios no corresponde a su modo de ser”, subrayó.

En el tercer capítulo, de los nueve en los que está dividido, titulado “De la limpieza de los pies”, Benedicto XVI desarrolla el “misterio del traidor” y analiza la figura de Judas Iscariote.

El papa-teólogo recuerda que “Jesús debió experimentar la incomprensión, la infidelidad en la intimidad de sus amigos” para poder “cumplir las Escrituras” ya que “Él mismo alude a su destino a través de las Escrituras” que insertan a Jesús en la lógica de Dios, en la lógica de la historia de la salvación”.

“Cargó sobre sí la traición de todos los tiempos y experimentó el sufrimiento de haber sido traicionado, soportando así hasta el final las miserias de la historia”, escribió

En el libro, el primer pontífice alemán de la era moderna aborda asuntos de actualidad, como la violencia religiosa, uno de las mayores preocupaciones de su pontificado, debido a los crecientes ataques contra cristianos en el mundo musulmán.

“Los terribles resultados de una violencia motivada religiosamente están a la vista de todos nosotros de manera más que sobradamente rotunda”, advierte en el primer capítulo.

En el séptimo capítulo, en que analiza la separación entre religión y política, explica también cómo se llegó a la condena de Cristo.

“Jesús, en su anuncio y en toda su obra, había inaugurado un reino no político del Mesías y comenzado a deslindar los dos ámbitos hasta ahora inseparables. Pero esta separación entre política y fe, entre pueblo de Dios y política, que forma parte esencial de su mensaje, sólo era posible a través de la cruz”, subraya.

“¿No es cierto que las grandes dictaduras han vivido a causa de la mentira ideológica y que sólo la verdad ha podido llevar a la liberación?”, se interroga más allá en el mismo capítulo.

Para Benedicto XVI la violencia religiosa es sobretodo un instrumento del “anticristo”.

“No sirve a la humanidad sino a la inhumanidad”, concluye.