Imagen: Bío-Bío Tenis

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Se dio la lógica. Y está bien, no queda espacio para el lamento. Mucho hizo este equipo chileno de Copa Davis sin su principal figura. Mucho hizo el público local, acompañando los 3 días a Paul Capdeville, Jorge Aguilar, Nicolás Massú, Guillermo Rivera y Hans Gildemeister y despidiendo tras cada partido (tres de ellos en derrota) a los tenistas que salieron al court central del estadio Nacional tras dejar todo en la cancha ante el equipo que representó al país que más veces ha ganado este trofeo (32 ocasiones).

Chile no tiene nada que reprocharse. Por el contrario, debe alegrarse. Hay equipo (con Fernando González en el mismo) para pelear de igual a igual en el repechaje de septiembre la permanencia en el grupo mundial.

Paul Capdeville rindió su primer gran examen en la Copa Davis. Y lo hizo nada más y nada menos que como singlista número 1 ante John Isner y Andy Roddick. Aprobó. A Isner le ganó en 5 memorables sets y colocó el suspenso en un viernes que será imborrable para él. Y ante Andy Roddick dio todo, tenística y físicamente hablando.

Roddick es uno de los jugadores más ganadores que hay en el circuito. Un jugador que ha sido dirigido por entrenadores de la talla de Brad Gilbert, Jimmy Connors y actualmente por nuestro conocido Larry Stefanski, un entrenador que ha sostenido la carrera de Yevgeny Kafelnikov y Marcelo Ríos, dos talentosos que se clasificaron número 1 del mundo de la mano del californiano, además de su excelente pasado con Fernando González.

A ese Roddick ganador y con un gran respaldo de la USTA (Asociación de Tenis de Estados Unidos) el chileno le ofreció lucha, golpes de los buenos y carácter. Si no alcanzó la meta de vencer al americano y colocar el match 2-2 fue, simplemente porque en este y otros deportes gana el que juega mejor.

Chile tampoco puede caer en la tentación de las excusas por la derrota de Massú ante el mismo Roddick el viernes. Al fin y al cabo, hubiera sido una hazaña de aquellas, pero hoy por hoy Massú está para dar la pelea aunque no siempre para ganarla.

Jorge Aguilar se sacó las ganas como titular en un equipo de Copa Davis. Probó en el match de dobles su nivel. Y no fue tan mal. De menor a mayor, Jorge le rindió al equipo. Porque le pidieron que jugara en dobles junto a Nicolás Massú y sabía, como pasa muchas veces en el tenis, que iba al “muere”. Pero hizo lo que hay que hacer en un equipo: ubicarse al servicio del mismo. Hacer el saludo y obedecer.

Chile no se fue humillado del remozado court central. No fue 3-0 el sábado. El partido se prolongó hasta el domingo. Sin tanto suspenso, es cierto, porque estaba casi cantado que Andy Roddick colocaría en el court su chapa de gran campeón. Pero los visitantes tuvieron que batallar 3 días. Si bien parece un consuelo, no es poco. En la previa, llegaban a Chile a bailar el rock and roll. Pero de vez en cuando, escucharon unos pies de cueca.

Ahora es el momento de reflexionar. De esperar un buen sorteo y en septiembre, un mes querido por los chilenos, alegrarse más todavía con un triunfo por la permanencia. A partir de mañana, todos los integrantes del equipo volverán a encontrarse pero en este caso en el club de Tenis Providencia. Allí comenzará la Cachantun Cup. Y los chilenos llegan embalados. Ojala que les vaya muy bien.