Varios miles de manifestantes se reunieron este domingo, por primera vez delante de la sede del gobierno en Manama, para exigir la dimisión del primer ministro Jalifa ben Salman Al Jalifa, en el cargo desde 1971 y sobre quien ha recaído la cólera popular en las últimas semanas.

La multitud, evaluada en varios miles de personas por un corresponsal de la AFP, agitaba banderas y gritaba consignas hostiles a la dinastía sunita de los Al-Jalifa, que detenta el poder desde hace 200 años en este reino cuya población autónoma es en mayoría chiita.

Fuerzas policiales equipadas con cascos y escudos, se desplegaron delante del palacio de Al-Qudaibiya donde el gobierno se reúne tradicionalmente el domingo.

“El pueblo quiere la caída del régimen”, gritaban los manifestantes alzando los puños en dirección del palacio. “Jalifa vete”, repetían dirigiéndose al primer ministro Jalifa Ben Salman Al Jalifa.

Desde hace tres semanas las manifestaciones en el centro de Manama se suceden, exigiendo una mayor participación popular en la administración del reino, que ocupa una posición estratégica en el Golfo.

Los manifestantes más radicales exigen el fin de la dinastía de los Al-Jalifa y la salida del rey Hamad, a pesar de las recientes concesiones, entre las cuales una reestructuración ministerial el 26 de febrero.

La oposición dominada por formaciones chiitas desea en particular la abolición de la Constitución de 2002.

Pero es la primera vez que los manifestantes se reúnen delante de la sede del gobierno.

Los manifestantes acampan desde el 19 de febrero en la plaza de la Perla en el centro de Manama, donde han levantado decenas de carpas.

El viernes, miles de manifestantes había formado una cadena humana de seis kilómetros en Manama, entre la plaza de la Perla y la mezquita sunita de Al Fateh, para reclamar la dimisión del gobierno y llamar a la unidad entre sunitas y chiitas.

Desde el 14 de febrero, Bahréin es escenario de un movimiento de contestación, al comienzo del cual siete personas fueron muertas por disparos de la policía.

Para iniciar un diálogo propuesto por el príncipe heredero Salman ben Hamad Al-Jalifa, la oposición exige la dimisión del gobierno actual.

El jeque Ali Salmane, jefe del Wefaq, principal movimiento de la oposición chiita, reclamó una “reforma política” que permita “al pueblo elegir su gobierno”.

“Queremos un país donde los sunitas y los chiitas puedan vivir seguros y en toda dignidad”, agregó el jefe chiita, llamando a los manifestantes a “preservar el carácter pacífico de su movimiento”.

El Jeque Salmane llamó a los chiitas a mantenerse “en armonía con los sunitas”, agregando: “no tratamos de sacarnos de encima la dictadura de los Al Jalifa para remplazarla por una dictadura chiita”.

Violentos enfrentamiento se produjeron el jueves en la noche al sur de Manama entre jóvenes sunitas y chiitas, por primera vez desde que comenzaron las protestas dirigidas por los chiitas para exigir reformas políticas.

Estados Unidos considera el archipiélago como una aliado clave. Manama es sede de la comandancia de la Quinta Flota que patrulla el Golfo y protege las vías de circulación del petróleo.