Crece la tensión entre el hombre más rico del mundo, Carlos Slim, y otros dos magnates mexicanos por la hegemonía en el lucrativo mercado telefónico y televisivo de México, el país más poblado de habla hispana.

Más de 20 telefónicas y operadoras de televisión por cable pidieron el miércoles al gobierno que regule las tarifas que cobra la compañía líder en el mercado de celulares, Telcel, propiedad de Slim, por las conexiones telefónicas con sus redes.

Este reclamo desató un conjunto de acusaciones entre el grupo financiero de Slim y sus principales competidores en el creciente mercado de telecomunicaciones de México, con 112 millones de personas y posibles usuarios.

Slim mantiene un pulso con Emilio Azcárraga, dueño de Televisa, la primera televisora mundial en español; y Ricardo Salinas, propietario de la segunda cadena de México, TV Azteca, y de la telefónica Iusacell.

Televisa y TV Azteca han incursionado en internet y telefonía, terrenos dominados tradicionalmente por Slim a través de Telcel y Telmex, líder en telefonía fija e internet en México.

En cambio, las autoridades mexicanas han impedido el acceso a servicios de televisión a Slim, que ofrece servicios telefónicos en casi toda la región a e,p4,rlaw.eco.usd.gentravés de América Móvil.

Las disputas entre los grupos han tenido varios episodios públicos en las últimas semanas.

Grupo Carso, el gran conglomerado de empresas de Slim, decidió no contratar publicidad a Televisa este año, argumentando un desacuerdo por los precios.

TV Azteca dijo días después que Grupo Carso también le suspendió sus compras de publicidad, a lo que el conglomerado de Slim respondió que en realidad fue una decisión de la cadena de Salinas por la negativa de Telmex de conceder una tarifa de interconexión preferencial a Iusacell.

La oficial Comisión Federal de Competencia (CFC) dijo que la controversia era una oportunidad para estudiar las conocidas altas tarifas en las telecomunicaciones mexicanas y procurar una mayor competencia en el mercado televisivo, que prácticamente acaparan las cadenas de Azcárraga y Salinas, segundo hombre más rico de México.

Las operadoras de telefonía argumentaron el miércoles, citando estadísticas de la CFC, que si el gobierno interviniese para rebajar las tarifas de interconexión de Telcel, los usuarios podrían ahorrar alrededor de 73.500 millones de pesos (unos 6.000 millones de dólares).

Telcel respondió en un comunicado que sus tasas han ido reduciéndose en los últimos años y atacó a sus competidoras diciendo que esa rebaja “no se reflejó en las tarifas que pagan los usuarios” y les pidió más inversión.

“Podemos hablar de tarifas de interconexión pero nosotros también deberíamos hablar de la apertura de la televisión”, para la que estamos listos y sólo esperamos el permiso, declaró a la AFP Arturo Elías Ayub, portavoz de Slim.

Muchos observadores ven esta disputa como parte de una batalla más amplia entre un puñado de actores que han dominado las industrias de televisión y telefonía durante años.

Un reciente cable diplomático estadounidense revelado por WikiLeaks señaló que los tres magnates están entre los pocos que se beneficiaron en los años 1990 del fin de la economía centralizada del país.

“Lamentablemente, en algunos casos las privatizaciones terminaron por crear monopolios del sector privado, beneficiando a los hombres de negocio y políticos espabilados”, señala el cable.

Los reguladores de las comunicaciones dijeron el jueves que han buscado promover la competencia pero han sido repetidamente bloqueados en los tribunales.

Estas disputas no han distraído a Slim de otro tipo de actividades como la inauguración el martes de su nuevo e imponente museo de arte Somaya en Ciudad de México, a la que asistió su rival Azcárraga.